NOTA
Añadida el 23 de Agosto de 2013
Nótese que lo que conlleva el
nombre de "Milenarismo" - entendido como "la falsificación
del Reino futuro bajo el nombre de Milenarismo" - es algo muy distinto
de los auténticos mil años de los que habla el Libro del
Apocalipsis 20:1-10.
De lo que el Catecismo Católico Romano está avisando a
los fieles es de la "falsificación del Reino", es decir, cuando
el Falso Cristo, sobre quien hemos escrito y avisado a los fieles,
intentará convencer al mundo para que colabore con él
para forzar, por medios propios y no por la intervención Divina,
la instauración de los verdaderos mil años de paz y
prosperidad. Esta "falsificación del Reino" sería la
"forma política de un mesianismo secularizado,
'intrínsicamente perverso' " referida en el Párrafo 676
de Catecismo, es decir, el intento de establecer un
"nuevo orden
mundial" sobre el que advertimos continua e insistentemente.
Párrafo
675
Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por
una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes. La
persecución que acompaña a su peregrinación sobre
la tierra develará el "Misterio de iniquidad" bajo la forma de
una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una
solución aparente a sus problemas mediante el precio de la
apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del
Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se
glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de
su Mesías venido en la carne.
Párrafo 676
Esta impostura del Anticristo aparece esbozada ya en el mundo cada vez
que se pretende llevar a cabo la esperanza mesiánica en la
historia, lo cual no puede alcanzarse sino más allá del
tiempo histórico a través del juicio escatológico:
incluso en su forma mitigada, la Iglesia ha rechazado esta
falsificación del Reino futuro con el nombre de milenarismo,
sobre todo bajo la forma política de un mesianismo secularizado,
"intrínsicamente perverso".
Párrafo 677
La Iglesia sólo entrará en la gloria del reino a
través de esta última Pascua en la que seguirá a
su Señor en su muerte y su Resurección. El Reino no se
realizará, por tanto, mediante un triunfo histórico de la
Iglesia en forma de un proceso creciente, sino por una victoria de Dios
sobre el último desencadenamiento del mal que hará
descender desde el cielo a su Esposa. El triunfo de Dios sobre la
rebelión del mal tomará la forma de Juicio final
después de la última sacudida cósmica de este
mundo que pasa.
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(1) Catecismo de la
Iglesia Católica, pp 161-162, IMPRESA, ISBN 84-288-1112-1
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