Biblia
de Straubinger (*)
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SECCIONES:
Por Msr. Dr. Juan Straubinger
De la vida de San Mateo, que antes se
llamaba Leví, sabemos muy poco. Era publicano, es decir,
recaudador de tributos, en Cafarnaúm, hasta que un día
Jesús lo llamo al apostolado, diciéndole simplemente:
“Sígueme”; y Leví “levantándose le siguió”
(Mt. 9:9).
Su vida apostólica se
desarrolló primero en Palestina, al lado de los otros
APÓSTOLES; más tarde predicó probablemente en
Etiopía (África), donde a lo que parece también
padeció el martirio. Su cuerpo se venera en la Catedral de
Salerno (Italia); su fiesta se celebra el 21 de setiembre.
San Mateo fue el primero en escribir
la Buena Nueva en forma de libro, entre los años 40-50 de la era
cristiana. Lo compuso en lengua aramea o siríaca, para los
judíos de Palestina que usaban aquel idioma. Más tarde
este Evangelio, cuyo texto arameo se ha perdido, fue traducido al
griego.
El fin que San Mateo se propuso fue
demostrar que Jesús es el Mesías prometido, porque en
Él se han cumplido los vaticinios de los Profetas. Para sus
lectores inmediatos no había mejor prueba que ésta, y
también nosotros experimentamos, al leer su Evangelio, la fuerza
avasalladora de esa comprobación.
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I.
INFANCIA DE JESUCRISTO (Cap. 1 - Cap. 2)
MATEO
1
GENEALOGÍA LEGAL DE JESÚS. 1 Genealogía de
Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán: 2 Abrahán engendró a Isaac;
Isaac engendró a Jacob; Jacob engendró a Judá y a sus hermanos; 3 Judá
engendró a Farés y a Zara, de Tamar; Farés engendró a Esrom; Esrom
engendró a Aram; 4 Aram engendró a Aminadab; Aminadab engendró a
Naasón; Naasón engendró a Salmón; 5 Salmón engendró a Booz, de Racab;
Booz engendró a Obed, de Rut; Obed engendró a Jesé; 6
Jesé engendró al rey David; David engendró a Salomón, de aquella (que había sido mujer) de Urías; 7
Salomón engendró a Roboam; Roboam engendró a Abía; Abía engendró a
Asaf; 8 Asaf engendró a Josafat; Josafat engendró a Joram; Joram
engendró a Ozías; 9 Ozías engendró a Joatam; Joatam engendró a Acaz;
Acaz engendró a Ezequías; 10 Ezequías engendró a Manasés; Manasés
engendró a Amón; Amón engendró a Josías; 11 Josías
engendró a Jeconías y a sus hermanos, por el tiempo de la deportación a
Babilonia. 12 Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró
a Salatiel; Salatiel engendró a Zorobabel; 13 Zorobabel engendró a
Abiud; Abiud engendró a Eliaquim; Eliaquim engendró a Azor; 14 Azor
engendró a Sadoc; Sadoc engendró a Aquim; Aquim engendró a Eliud; 15
Eliud engendró a Eleazar; Eleazar engendró a Matán; Matán engendró a
Jacob; 16 Jacob engendró a José, el esposo de
María, de la cual nació Jesús, el llamado Cristo. 17 Así que todas las
generaciones son: desde Abrahán hasta David, catorce generaciones;
desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones;
desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.
NACIMIENTO DE JESÚS. 18 La generación de Jesucristo fue como sigue:
Desposada su madre María con José, se halló antes de vivir juntos
ellos, que había concebido del Espíritu Santo. 19 José, su esposo, como
era justo y no quería delatarla, se proponía despedirla en secreto. 20
Mas mientras andaba con este pensamiento, he aquí que un ángel del
Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no
temas recibir a María tu esposa, porque su concepción es del Espíritu
Santo. 21 Dará a luz un hijo, y le pondrás por
nombre Jesús (Salvador),
porque Él salvará a su pueblo de sus pecados”.
22 Todo esto sucedió para que se cumpliese la palabra que había dicho
el Señor por el profeta: 23 Ved ahí que la virgen concebirá y dará a
luz un hijo, y le pondrán el nombre de Emmanuel, que se traduce: “Dios
con nosotros”. 24 Cuando despertó del sueño, hizo José como el ángel
del Señor le había mandado, y recibió a su esposa. 25 Y sin que la
conociera, dio ella a luz un hijo y le puso por nombre Jesús.
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MATEO
2
ADORACIÓN DE LOS MAGOS. 1 Cuando hubo nacido Jesús
en Betlehem de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos del Oriente
llegaron a Jerusalén, 2 y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los
judíos que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y
venimos a adorarlo”. 3 Oyendo esto, el rey Herodes se turbó y con él
toda Jerusalén. 4 Y convocando a todos los principales sacerdotes y a
los escribas del pueblo, se informó de ellos dónde debía nacer el
Cristo. 5 Ellos le dijeron: “En Betlehem de Judea, porque así está
escrito por el profeta: 6 "Y tú Betlehem (del) país de Judá, no eres de
ninguna manera la menor entre las principales (ciudades) de Judá, porque de ti
saldrá el caudillo que apacentará a Israel mi pueblo”. 7 Entonces
Herodes llamó en secreto a los magos y se informó exactamente de ellos
acerca del tiempo en que la estrella había aparecido. 8 Después los
envió a Betlehem diciéndoles: “Id y buscad cuidadosamente al niño; y
cuando lo hayáis encontrado, hacédmelo saber, para que vaya yo también
a adorarlo”. 9 Con estas palabras del rey, se pusieron en marcha, y he
aquí que la estrella, que habían visto en el Oriente, iba delante de
ellos, hasta que llegando se detuvo encima del lugar donde estaba el
niño. 10 Al ver de nuevo la estrella experimentaron un gozo muy grande.
11 Entraron en la casa y vieron al niño con María su
madre. Entonces, prosternándose lo adoraron; luego abrieron sus tesoros
y le ofrecieron sus dones: oro, incienso y mirra. 12 Y, avisados en
sueños que no volvieran a Herodes, regresaron a su país por otro camino.
HUIDA A EGIPTO. 13 Luego que partieron, un ángel del Señor se apareció
en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma contigo al niño y a su
madre y huye a Egipto, donde permanecerás, hasta que yo te avise.
Porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”. 14 Y él se levantó,
tomó al niño y a su madre, de noche, y salió para Egipto, 15 y se quedó
allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera lo que había
dicho el Señor por el profeta: “De Egipto llamé a mi hijo”.
DEGOLLACIÓN DE LOS INOCENTES. 16 Entonces Herodes,
viendo que los magos lo habían burlado, se enfureció sobremanera, y
mandó matar a todos los niños de Betlehem y de toda su comarca, de la
edad de dos años para abajo, según el tiempo que había averiguado de
los magos. 17 Entonces se cumplió la palabra dicha por el profeta
Jeremías: 18 Un clamor se hizo oír en Rama, llanto y alarido grande:
Raquel llora a sus hijos y rehúsa todo consuelo, porque ellos no están
más”.
REGRESO DE LA SAGRADA FAMILIA. 19 Muerto Herodes, un ángel del Señor se
apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: 20 Levántate, toma
contigo al niño y a su madre y vuelve a la tierra de Israel, porque han
muerto los que buscaban la vida del niño”. 21 Él se
levantó, tomó consigo al niño y a su madre y entró en tierra de Israel.
22 Pero oyendo que Arquelao reinaba en Judea en el lugar de su padre
Herodes, temió ir allí; y, advertido en sueños, fuese a la región de
Galilea. 23 Y llegado allí se estableció en una ciudad llamada Nazaret,
para que se cumpliese la palabra de los profetas: “El será llamado
Nazareno”.
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II.
PREPARACIÓN PARA LA VIDA PÚBLICA (Cap. 3 - 4:11)
MATEO
3
PREDICACIÓN DE JUAN EL BAUTISTA. 1 En aquel tiempo
apareció Juan el Bautista, predicando en el desierto de Judea, 2 y
decía: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos está cerca”. 3 Este
es de quien habló el profeta Isaías cuando dijo: “Voz de uno que clama
en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas”. 4
Juan tenía un vestido de pelos de camello, y un cinto de piel alrededor
de su cintura; su comida eran langostas y miel silvestre. Entonces
salía hacia él Jerusalén y toda la Judea y toda la región del Jordán, 6 y se hacían bautizar por él en el río Jordán,
confesando sus pecados.
7 Mas viendo a muchos fariseos y saduceos venir a su bautismo, les
dijo: “Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la cólera que
viene? 8 Producid, pues, frutos propios del arrepentimiento. 9 Y no
creáis que podéis decir dentro de vosotros: “Tenemos por padre a
Abrahán”; porque yo os digo: “Puede Dios de estas piedras hacer que
nazcan hijos a Abrahán”. 10 Ya el hacha está puesta a la raíz de los
árboles; y todo árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado
al fuego. 11 Yo, por mi parte, os bautizo con agua
para el arrepentimiento; mas Aquel que viene después de mí es más
poderoso que yo, y yo no soy digno de llevar sus sandalias. Él os
bautizará con Espíritu Santo y fuego. 12 La pala de aventar está en su
mano y va a limpiar su era: reunirá el trigo en el granero, y la paja
la quemará en fuego que no se apaga”.
BAUTISMO DE JESÚS. 13 Entonces Jesús fue de Galilea al Jordán a Juan
para ser bautizado por él. 14 Pero Juan quería impedírselo y le decía:
“Yo tengo necesidad de ser bautizado por Ti y ¿Tú vienes a mí?” 15
Jesús le respondió y dijo: “Deja ahora; porque así conviene que
nosotros cumplamos toda justicia”. Entonces (Juan) le dejo. 16
Bautizado Jesús, salió al punto del agua, y he aquí que se le abrieron
los cielos y vio al Espíritu de Dios, en figura de paloma, que
descendía y venía sobre Él. 17 Y una voz del cielo decía: “Este es mi
Hijo, el Amado, en quien me complazco”.
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MATEO
4
JESÚS ES TENTADO POR EL DIABLO. 1 Por aquel tiempo
Jesús fue conducido al desierto por el Espíritu, para que fuese tentado
por el diablo. 2 Ayunó cuarenta días y cuarenta noches, después de lo
cual tuvo hambre. 3 Entonces el tentador se aproximó y le dijo: “Si Tú
eres el Hijo de Dios, manda que estas piedras se vuelvan panes”. 4 Mas
Él replicó y dijo: “Está escrito: “No de pan sólo vivirá el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. 5 Entonces lo llevó
el diablo a la Ciudad Santa y lo puso sobre el pináculo del Templo; 6 y le dijo: “Si Tú eres el Hijo de. Dios, échate
abajo, porque está escrito: “Él dará órdenes a sus ángeles acerca de
Ti, y te llevarán en palmas, para que no lastimes tu pie contra alguna
piedra”. 7 Respondióle Jesús: “También está escrito: “No tentarás al
Señor tu Dios”. 8 De nuevo le llevó el diablo a una montaña muy alta, y
mostrándole todos los reinos del mundo y su gloria, 9 le dijo: “Yo te
daré todo esto si postrándote me adoras”. 10 Entonces Jesús le dijo:
“Vete, Satanás, porque está escrito: “Adorarás al Señor tu Dios, y a Él
sólo servirás”. 11 Le dejó entonces el diablo, y he
aquí que ángeles se acercaron para servirle.
III.
MINISTERIO DE JESÚS EN GALILEA (4:12 - Cap. 18)
COMIENZO DE LA VIDA PÚBLICA. 12 Al Oír (Jesús) que Juan había sido
encarcelado, se retiró a Galilea, 13 y dejando Nazaret, fue y habitó en
Cafarnaúm junto al mar, en el territorio de Zabulón y de Neftalí, 14
para que se cumpliera lo que había dicho el profeta Isaías: 15 “Tierra
de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, más allá del Jordán,
Galilea de los gentiles; 16 el pueblo asentado en
tinieblas, luz grande vio; y a los asentados en la región y sombra de
la muerte, luz les alboreó”.
LOS PRIMEROS DISCÍPULOS. 17 Desde entonces Jesús comenzó a predicar y a
decir: “Arrepentíos porque el reino de los cielos está cerca”. 18
Caminando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón el llamado
Pedro y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar, pues eran
pescadores, 19 y díjoles: “Venid en pos de Mí y os haré pescadores de
hombres”. 20 Al instante, dejando las redes, le siguieron. 21 Pasando adelante, vio a otros dos hermanos,
Santiago hijo de Zebedeo y Juan su hermano, en su barca con Zebedeo su
padre, que estaban arreglando sus redes, y los llamó. 22 Ellos al
punto, abandonando la barca y a su padre, le siguieron.
EVANGELIZACIÓN DE GALILEA. 23 Y recorría toda la Galilea, enseñando en
las sinagogas de ellos, y proclamando la Buena Nueva del reino y
sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 24 Su fama se
extendió por toda la Siria, y le traían todos los pacientes afligidos
de toda clase de dolencias y sufrimientos, endemoniados, lunáticos,
paralíticos, y los sanó. 25 Y le siguieron grandes muchedumbres de
Galilea, Decápolis, Jerusalén y Judea, y del otro lado del Jordán.
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MATEO
5
EL SERMÓN DE LA MONTAÑA. LAS OCHO BIENAVENTURANZAS. 1
Al ver estas multitudes, subió a la montaña, y habiéndose sentado, se
le acercaron sus discípulos. 2 Entonces, abrió su boca, y se puso a
enseñarles así: 3 “Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque a
ellos pertenece el reino de los cielos. 4 Bienaventurados los
afligidos, porque serán consolados. 5 Bienaventurados los mansos,
porque heredarán la tierra. 6 Bienaventurados los
que tienen hambre y sed de la justicia, porque serán hartados. 7
Bienaventurados los que tienen misericordia, porque para ellos habrá
misericordia. 8 Bienaventurados los de corazón puro, porque verán a
Dios. 9 Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos
de Dios. 10 Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque a ellos pertenece el reino de los cielos. 11
Dichosos seréis cuando os insultaren, cuando os persiguieren, cuando
dijeren mintiendo todo mal contra vosotros, por causa mía. 12 Gozaos y
alegraos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos, pues así
persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”.
VOSOTROS SOIS LA SAL DE LA TIERRA. 13 “Vosotros sois la sal de la
tierra. Mas si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? Para nada
vale ya, sino para que, tirada fuera, la pisen los hombres. 14 Vosotros
sois la luz del mundo. No puede esconderse una ciudad situada sobre una
montaña. 15 Y no se enciende una candela para ponerla debajo del
celemín, sino sobre el candelero, y (así)
alumbra a todos los que están en la casa. 16
Así brille vuestra luz ante los hombres, de modo tal que, viendo
vuestras obras buenas, glorifiquen a vuestro Padre del cielo”.
JESÚS PERFECCIONA LA LEY ANTIGUA. 17 “No vayáis a pensar que he venido
a abolir la Ley y los Profetas. Yo no he venido para abolir, sino para
dar cumplimiento. 18 En verdad os digo, hasta que pasen el cielo y la
tierra, ni una jota, ni un ápice de la Ley pasará, sin que todo se haya
cumplido. 19 Por lo tanto, quien violare uno de estos mandamientos, (aún) los mínimos, y enseñare así
a los hombres, será llamado el mínimo en el reino de los cielos; mas
quien los observare y los enseñare, este será llamado grande en el
reino de los cielos. 20 Os digo, pues, que si vuestra justicia no fuere
mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de
los cielos”.
21 “Oísteis que fue dicho a los antepasados: «No matarás»; el que
matare será reo de condenación”. 22 Mas Yo os digo: “Todo aquel que se
encoleriza contra su hermano, merece la condenación; quien dice a su
hermano «racá» merece el sanhedrín; quien le dice «necio» merece la
gehenna del fuego. 23 Si, pues, estás presentando tu ofrenda sobre el
altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo que reprocharte,
24 deja allí tu ofrenda delante del altar y ve primero a reconciliarte
con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. 25 Ponte en paz,
sin tardar, con tu adversario mientras vas con el por el camino, no sea
que él te entregue al juez y el juez al alguacil; y te pongan en la
cárcel. 26 En verdad te digo, que no saldrás de
allí sin que hayas pagado hasta el último centavo”.
27 “Oísteis que fue dicho: «No cometerás adulterio». 28 Mas Yo os digo:
“Quienquiera mire a una mujer codiciándola, ya cometió con ella
adulterio en su corazón. 29 Si, pues, tu ojo derecho te hace tropezar,
arráncatelo y arrójalo lejos de ti; más te vale que se pierda uno de
tus miembros y no que sea echado todo tu cuerpo en la gehenna. 30 Y si
tu mano derecha te es ocasión de tropiezo, córtala y arrójala lejos de
ti; más te vale que se pierda uno de tus miembros y no que sea echado
todo tu cuerpo en la gehenna”.
31 “También ha sido dicho: «Si alguno repudia a su mujer, que le dé un
acta de repudio». 32 Mas Yo os digo: “Quienquiera repudie a su mujer,
si no es por causa de fornicación, se hace causa de que se cometa
adulterio con ella; y el que toma a una mujer repudiada comete
adulterio”.
33 “Oísteis también que fue dicho a los antepasados: «No perjurarás,
sino que cumplirás al Señor lo que has jurado». 34 Mas Yo os digo que
no juréis de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios;
35 ni por la tierra, porque es el escabel de sus pies; ni por
Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. 36 Ni
jures tampoco por tu cabeza, porque eres incapaz de hacer blanco o
negro uno solo de tus cabellos. 37 Diréis (solamente): Sí, sí; No, no. Todo
lo que excede a esto, viene del Maligno”.
38 “Oísteis que fue dicho: «Ojo por ojo y diente por diente». 39 Mas Yo
os digo: no resistir al que es malo; antes bien, si alguien te
abofeteare en la mejilla derecha, preséntale también la otra. 40 Y si
alguno te quiere citar ante el juez para quitarte la túnica, abandónale
también tu manto. 41 Y si alguno te quiere llevar
por fuerza una milla, ve con él dos. 42 Da a quien te pide, y no
vuelvas la espalda a quien quiera tomar prestado de ti”.
43 “Oísteis que fue dicho: «Amarás a tu prójimo, y odiarás a tu
enemigo». 44 Mas Yo os digo: “Amad a vuestros enemigos, y rogad por los
que os persiguen, 45 a fin de que seáis hijos de vuestro Padre
celestial, que hace levantar su sol sobre malos y buenos, y descender
su lluvia sobre justos e injustos. 46 Porque si
amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿Los mismos
publicanos no hacen otro tanto? 47 Y si no saludáis mas que a vuestros
hermanos, ¿qué hacéis vosotros de particular? ¿No hacen otro tanto los
gentiles? 48 Sed, pues, vosotros perfectos como vuestro Padre celestial
es perfecto”.
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MATEO
6
DE LA RECTA INTENCIÓN. 1 “Cuidad de no practicar
vuestra justicia a la vista de los hombres con el objeto de ser mirados
por ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre
celestial. 2 Cuando, pues, haces limosna, no toques la bocina delante
de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para
ser glorificados por los hombres; en verdad os digo, ya tienen su paga.
3 Tú, al contrario, cuando haces limosna, que tu mano izquierda no sepa
lo que hace tu mano derecha, 4 para que tu limosna quede oculta, y tu
Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará”.
LA ORACIÓN DOMINICAL. 5 “Cuando oréis, no seáis como los hipócritas,
que gustan orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las
calles, para ser vistos de los hombres; en verdad os digo, ya tienen su
paga. 6 Tú, al contrario, cuando quieras orar entra
en tu aposento, corre el cerrojo de la puerta, y ora a tu Padre que
está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagara. 7 Y
cuando oráis, no abundéis en palabras, como los paganos, que se figuran
que por mucho hablar serán oídos. 8 Por lo tanto, no los imitéis,
porque vuestro Padre sabe qué cosas necesitáis, antes de que vosotros
le pidáis. 9 Así, pues, oraréis vosotros: Padre nuestro que estás en
los cielos, santificado sea tu nombre; 10 venga tu reino; hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo. 11 Danos
hoy nuestro pan supersubstancial; 12 y perdónanos nuestras deudas, como
también nosotros perdonamos a nuestros deudores; 13 y no nos
introduzcas en tentación, antes bien líbranos del Maligno. 14 Si, pues,
vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial
os perdonará también; 15 pero si vosotros no perdonáis a los hombres,
tampoco vuestro Padre perdonará vuestros pecados”.
EL AYUNO. 16 “Cuando ayunéis, no pongáis cara
triste, como los hipócritas, que fingen un rostro escuálido para que
las gentes noten que ellos ayunan; en verdad, os digo, ya tienen su
paga. 17 Mas tú, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, 18
a fin de que tu ayuno sea visto, no de las gentes, sino de tu Padre,
que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará”.
LAS VERDADERAS RIQUEZAS. 19 “No os amontonéis tesoros en la tierra,
donde polilla y herrumbre (los) destruyen,
y donde los ladrones horadan los muros y roban. 20 Amontonaos tesoros
en el cielo, donde ni polilla ni herrumbre destruyen, y donde ladrones
no horadan ni roban. 21 Porque allí donde está tu
tesoro, allí también estará tu corazón”.
22 “La lámpara del cuerpo es el ojo: Si tu ojo está sencillo, todo tu
cuerpo gozará de la luz; 23 pero si tu ojo está inservible, todo tu
cuerpo estará en tinieblas. Luego, si la luz que hay en ti es tiniebla,
¿las tinieblas mismas, cuán grandes serán?”.
24 “Nadie puede servir a dos señores; porque odiará al uno y amará al
otro; o se adherirá al uno y despreciará al otro. Vosotros no podéis
servir a Dios y a Mammón”.
CONFIANZA EN LA PROVIDENCIA DEL DIVINO PADRE. 25 “Por esto os digo: no
os preocupéis por vuestra vida: qué comeréis o qué beberéis; ni por
vuestro cuerpo, con qué lo vestiréis. ¿No vale más la vida que el
alimento? ¿y el cuerpo más que el vestido? 26 Mirad
las aves del cielo, que no siembran ni siegan, ni juntan en graneros; y
vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que
ellas? 27 ¿Y quién de vosotros puede, por mucho que se afane, añadir un
codo a su estatura? 28 y por el vestido, ¿por qué preocuparos? Aprended
de los lirios del campo: cómo crecen; no trabajan, ni hilan, 29 mas Yo
os digo, que ni Salomón, en toda su magnificencia, se vistió como uno
de ellos. 30 Si, pues, la hierba del campo, que hoy aparece y mañana es
echada al horno, Dios así la engalana ¿no (hará Él) mucho más a vosotros,
hombres de poca fe? 31 No os preocupéis, por
consiguiente, diciendo: “¿Que tendremos para comer? ¿Qué tendremos para
beber? ¿Qué tendremos para vestirnos?” 32 Porque todas estas cosas las
codician los paganos. Vuestro Padre celestial ya sabe que tenéis
necesidad de todo eso. 33 Buscad, pues, primero el reino de Dios y su
justicia, y todo eso se os dará por añadidura. 34 Nos os preocupéis,
entonces, del mañana. El mañana se preocupará de sí mismo. A cada día
le basta su propia pena”.
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MATEO
7
NO JUZGAR. 1 “No juzguéis, para que no seáis
juzgados. 2 Porque el juicio que vosotros hacéis, se aplicará a
vosotros, y la medida que usáis, se usará para vosotros. 3 ¿Por que ves
la pajuela que esta en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga
que está en tu ojo? 4 ¿O cómo puedes decir a tu hermano: “Déjame quitar
la pajuela de tu ojo”, mientras hay una viga en el tuyo? 5 Hipócrita,
quita primero la viga de tu ojo, y entonces verás bien para sacar la
pajuela del ojo de tu hermano”.
6 “No deis a los perros lo que es santo y no echéis vuestras perlas
ante los puercos, no sea que las pisoteen con sus pies, y después,
volviéndose, os despedacen”.
PODER DE LA ORACIÓN. 7 “Pedid y se os dará; buscad y encontraréis;
golpead y se os abrirá. 8 Porque todo el que pide obtiene; y el que
busca encuentra; y al que golpea, se le abre. 9 ¿O hay acaso entre
vosotros algún hombre que al hijo que le pide pan, le de una piedra; 10
O si le pide un pescado, le dé una serpiente? 11
Si, pues, vosotros, que sois malos, sabéis dar a vuestros hijos cosas
buenas, ¡cuánto más vuestro Padre celestial dará cosas buenas a los que
le pidan! 12 Así que, todo cuanto queréis que los hombres os hagan,
hacedlo también vosotros a ellos; ésta es la Ley y los Profetas”.
LOS DOS CAMINOS. 13 “Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la
puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición y muchos son los
que entran por él. 14 Porque angosta es la puerta y estrecho el camino
que lleva a la vida, y pocos son los que lo encuentran”.
PREVENCIÓN SOBRE LOS FALSOS PROFETAS. 15 “Guardaos de los falsos
profetas, los cuales vienen a vosotros disfrazados de ovejas, mas por
dentro son lobos rapaces. 16 Los conoceréis por sus
frutos. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos?
17 Asimismo todo árbol bueno da frutos sanos, y todo árbol malo da
frutos malos. 18 Un árbol bueno no puede llevar frutos malos, ni un
árbol malo frutos buenos. 19 Todo árbol que no produce buen fruto, es
cortado y echado al fuego. 20 De modo que por sus frutos los
conoceréis”.
21 “No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los
cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre celestial. 22 Muchos
me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y
en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos cantidad de
prodigios?” 23 Entonces les declararé: “Jamás os conocí. ¡Alejaos de
Mí, obradores de iniquidad!”.
NECESIDAD DE PONER EN PRÁCTICA EL EVANGELIO. 24 Así pues, todo el que
oye estas palabras mías y las pone en práctica, se asemejará a un varón
sensato que ha edificado su casa sobre la roca: 25 Las lluvias cayeron,
los torrentes vinieron, los vientos soplaron y se arrojaron contra
aquella casa, pero ella no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. 26 Y todo el que oye estas palabras mías y no las pone
en práctica, se asemejará a un varón insensato que ha edificado su casa
sobre la arena: 27 Las lluvias cayeron, los torrentes vinieron, los
vientos soplaron y se arrojaron contra aquella casa, y cayó, y su ruina
fue grande”.
28 Y sucedió que, cuando Jesús hubo acabado este discurso, las
multitudes estaban poseídas de admiración por su doctrina; 29 porque
les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas de
ellos.
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MATEO
8
EL GRAN TAUMATURGO. 1 Cuando bajó de la montaña, le
fueron siguiendo grandes muchedumbres. 2 Y he aquí que un leproso se
aproximó, se prosternó delante de Él y le dijo: “Señor, si Tú quieres,
puedes limpiarme”. 3 Y Él, tendiéndole su mano, lo tocó y le dijo:
“Quiero, queda limpio”, y al punto fue sanado de su lepra. 4 Díjole
entonces Jesús: “Mira, no lo digas a nadie; sino ve a mostrarte al
sacerdote y presenta la ofrenda prescrita por Moisés, para que les
sirva de testimonio”.
5 Cuando hubo entrado en Cafarnaúm, se le aproximó un centurión y le
suplicó, 6 diciendo: “Señor, mi criado está en casa,
postrado, paralítico, y sufre terriblemente”. 7 Y Él le dijo: “Yo iré y
lo sanare”. 8 Pero el centurión replicó diciendo: “Señor, yo no soy
digno de que entres bajo mi techo, mas solamente dilo con una palabra y
quedará sano mi criado. 9 Porque también yo, que soy un subordinado,
tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: “Ve” y él va; a aquél:
“Ven”, y viene; y a mi criado: “Haz esto”, y lo hace”. 10 Jesús se
admiró al oírlo, y dijo a los que le seguían: “En verdad, os digo, en
ninguno de Israel he hallado tanta fe”. 11 Os digo
pues: “Muchos llegarán del Oriente y del Occidente y se reclinarán a la
mesa con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos, 12 mientras
que los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allá
será el llanto y el rechinar de dientes”. 13 Y dijo Jesús al centurión:
“Anda; como creíste, se te cumpla”. Y el criado en esa misma hora fue
sanado.
14 Entró Jesús en casa de Pedro y vio a la suegra de éste, en cama, con
fiebre. 15 La tomó de la mano y la fiebre la dejó; y ella se levantó y
le sirvió. 16 Caída ya la tarde, le trajeron muchos
endemoniados y expulsó a los espíritus con su palabra, y sanó a todos
los enfermos. 17 De modo que se cumplió lo dicho por medio del profeta
Isaías: “Él quitó nuestras dolencias, y llevó sobre Sí nuestras
flaquezas”.
18 Y Jesús, viéndose rodeado por una, multitud, mandó pasar a la otra
orilla. 19 Entonces un escriba se acercó y le dijo: “Maestro, te
seguiré adonde quiera que vayas”. 20 Jesús le dijo: “Las zorras tienen
sus guaridas, y las aves del cielo sus nidos, mas el Hijo del hombre no
tiene dónde reclinar la cabeza”. 21 Otro de sus
discípulos, le dijo: “Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi
padre”. 22 Respondióle Jesús: “Sígueme, y deja a los muertos enterrar a
sus muertos”.
JESÚS CALMA LA TEMPESTAD DEL MAR. 23 Cuando subió después a la barca,
sus discípulos lo acompañaron. 24 Y de pronto el mar se puso muy
agitado, al punto que las olas llegaban a cubrir la barca; Él, en
tanto, dormía. 25 Acercáronse y lo despertaron diciendo: “Señor,
sálvanos, que nos perdemos”. 26 Él les dijo: “¿Por
qué tenéis miedo, desconfiados?” Entonces se levantó e increpó a los
vientos y al mar, y se hizo una gran calma. 27 Y los hombres se
maravillaron y decían: “¿Quién es Éste, que aun los vientos y el mar le
obedecen?”.
EXPULSIÓN DE DEMONIOS. 28 Y cuando llegó a la otra orilla, al país de
los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de
unos sepulcros y eran en extremo feroces, tanto, que nadie podía pasar
por aquel camino. 29 y se pusieron a gritar: “¿Qué tenemos que ver
contigo, Hijo de Dios? ¿Viniste aquí para atormentarnos antes de
tiempo?” 30 Lejos de ellos pacía una piara de muchos puercos. 31 Los demonios le hicieron, pues, esta súplica: “Si
nos echas, envíanos a la piara de puercos”. 32 Él les dijo: “Andad”; a
lo cual ellos salieron y se fueron a los puercos. Y he aquí que la
piara entera se lanzó por el precipicio al mar, y pereció en las aguas.
33 Los porqueros huyeron, y yendo a la ciudad refirieron todo esto, y
también lo que había sucedido a los endemoniados. 34 Entonces toda la
ciudad salió al encuentro de Jesús y, al verlo, le rogaron que se
retirase de su territorio.
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MATEO
9
CURACIÓN DE UN PARALÍTICO. 1 Subiendo a la barca,
pasó al otro lado y vino a su ciudad. 2 Y he aquí que le presentaron un
paralítico, postrado en una camilla. Al ver la fe de ellos, dijo Jesús
al paralítico: “Confía, hijo, te son perdonados los pecados”. 3
Entonces algunos escribas comenzaron a decir interiormente: “Éste
blasfema”. 4 Mas Jesús, viendo sus pensamientos, dijo: “¿Por qué
pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Te son
perdonados los pecados”, o decir: 5 “Levántate y camina? 6
¡Y bien! para que sepáis que tiene poder el Hijo del hombre, sobre la
tierra, de perdonar pecados —dijo, entonces, al paralítico—:
“Levántate, cárgate la camilla y vete a tu casa”. 7 Y se levanto y se
volvió a su casa. 8 Al ver esto, quedaron las muchedumbres poseídas de
temor y glorificaron a Dios que tal potestad había dado en favor de los
hombres.
VOCACIÓN DE MATEO. 9 Pasando de allí, vio Jesús a un hombre llamado
Mateo, sentado en la recaudación de los tributos, y le dijo: “Sígueme”.
Y él se levantó y le siguió. 10 Y sucedió que estando Él a la mesa en
la casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores vinieron a reclinarse
con Jesús y sus discípulos. 11 Viendo lo cual, los
fariseos dijeron a los discípulos: “¿Por qué vuestro maestro come con
los publicanos y los pecadores?”. 12 Él los oyó y dijo: “No son los
sanos los que tienen necesidad de médico, sino los enfermos. 13 Id,
pues, y aprended lo que significa: “Misericordia quiero y no
sacrificio”. Porque no he venido a llamar justos, sino pecadores”.
LOS DISCÍPULOS DEL BAUTISTA. 14 Entonces, se acercaron a Él los
discípulos de Juan y le dijeron: “¿Por qué nosotros y los fariseos
ayunamos mucho, y tus discípulos no ayunan?” 15 Respondióles Jesús:
“¿Pueden los hijos del esposo afligirse mientras el esposo está con
ellos? Pero vendrán días en que el esposo le será quitado, y entonces
ayunarán. 16 Nadie pone un remiendo de paño nuevo
en un vestido viejo, porque aquel pedazo entero tira del vestido, y se
hace peor la rotura. 17 Ni tampoco se echa vino nuevo en cueros viejos;
de otra manera, los cueros revientan, y el vino se derrama, y los
cueros se pierden; sino que el vino nuevo se echa en cueros nuevos, y
así ambos se conservan”.
JESÚS SANA A LA HEMORROISA Y RESUCITA A LA HIJA DE JAIRO. 18 Mientras
les decía estas cosas, un magistrado se le acercó, se prosternó y le
dijo: “Mi hija acaba de morir, pero ven a poner sobre ella tu mano y
revivirá”. 19 Jesús se levantó y lo siguió; y también sus discípulos.
20 Y he ahí que una mujer que padecía un flujo de sangre hacía doce
años, se aproximó a Él por detrás y tocó la franja de su vestido. 21 Porque ella se decía: “Con que toque solamente su
vestido, quedaré sana”. 22 Mas Jesús, volviéndose, la miro y dijo:
“Confianza, hija, tu fe te ha sanado”. Y quedó sana desde aquella hora.
23 Cuando Jesús llegó a la casa del magistrado, vio a los flautistas, y
al gentío que hacía alboroto, 24 y dijo: “¡Retiraos! La niña no ha
muerto sino que duerme”. Y se reían de Él. 25 Después, echada fuera la
turba, entró Él, tomó la mano de la niña, y ésta se levantó. 26 Y la noticia del hecho se difundió por toda aquella
región.
JESÚS DA VISTA A DOS CIEGOS. 27 Cuando salía Jesús de allí, dos ciegos
lo siguieron, gritando: “¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!” 28 Y
al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron, y Jesús les dijo:
“¿Creéis que puedo hacer eso?” Respondiéronle: “Sí, Señor”. 29 Entonces
les toco los ojos diciendo: “Os sea hecho según vuestra fe”. Y sus ojos
se abrieron. 30 Y Jesús les ordenó rigurosamente: “¡Mirad que nadie lo
sepa!”. 31 Pero ellos, luego que salieron, hablaron
de Él por toda aquella tierra.
CURACIÓN DE UN MUDO. 32 Cuando ellos hubieron salido, le presentaron un
mudo endemoniado. 33 Y echado el demonio, habló el mudo, y las
multitudes, llenas de admiración, se pusieron a decir: “Jamás se ha
visto cosa parecida en Israel”. 34 Pero los fariseos decían: “Por obra
del príncipe de los demonios lanza a los demonios”.
35 Y Jesús recorría todas las ciudades y las aldeas, enseñando en sus
sinagogas y proclamando la Buena Nueva del Reino, y sanando toda
enfermedad y toda dolencia. 36 Y viendo a las
muchedumbres, tuvo compasión de ellas, porque estaban como ovejas que
no tienen pastor, esquilmadas y abatidas. 37 Entonces dijo a sus
discípulos: “La mies es grande, mas los obreros son pocos. 38 Rogad
pues al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies”.
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MATEO
10
NOMBRES DE LOS APÓSTOLES. 1 Y llamando a sus doce
discípulos, les dio potestad de echar a los espíritus inmundos y de
sanar toda enfermedad y toda dolencia. 2 He aquí los nombres de los
doce Apóstoles: primero Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano;
Santiago el de Zebedeo y Juan su hermano; 3 Felipe y Bartolomé; Tomas y
Mateo el publicano; Santiago, el de Alfeo, y Tadeo; 4 Simón el Cananeo,
y Judas el Iscariote, el mismo que lo entregó.
MISIÓN DE LOS DOCE. 5 Estos son los Doce que Jesús envió, después de
haberles dado instrucciones, diciendo: “No vayáis hacia los gentiles y
no entréis en ninguna ciudad de samaritanos, 6 sino
id más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7 Y de camino
predicad diciendo: “El reino de los cielos se ha acercado”. 8 Sanad
enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad fuera demonios.
Recibisteis gratuitamente, dad gratuitamente. 9 No tengáis ni oro, ni
plata, ni cobre en vuestros cintos; 10 ni alforja para el camino, ni
dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero es acreedor a su
sustento. 11 Llegados a una ciudad o aldea,
informaos de quien en ella es digno, y quedaos allí hasta vuestra
partida. 12 Al entrar a una casa decidle el saludo (de paz). 13 Si la casa es digna,
venga vuestra paz a ella; mas si no es digna, vuestra paz se vuelva a
vosotros. 14 Y si alguno no quiere recibiros ni escuchar vuestras
palabras, salid de aquella casa o de aquella ciudad y sacudid el polvo
de vuestros pies. 15 En verdad, os digo, que en el día del juicio (el destino) será más tolerable
para la tierra de Sodoma y Gomorra que para aquella ciudad”.
PREDICCIÓN DE PERSECUCIONES. 16 “Mirad que Yo os
envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las
serpientes, y sencillos como las palomas. 17 Guardaos de los hombres,
porque os entregarán a los sanhedrines y os azotarán en sus sinagogas,
18 y por causa de Mí seréis llevados ante gobernadores y reyes, en
testimonio para ellos y para las naciones. 19 Mas cuando os entregaren,
no os preocupéis de cómo o qué hablareis. Lo que habéis de decir os
será dado en aquella misma hora. 20 Porque no sois vosotros los que
habláis, sino que el Espíritu de vuestro Padre es quien, habla en
vosotros. 21 Y entregará a la muerte hermano a
hermano y padre a hijo; y se levantarán hijos contra padres y los harán
morir. 22 Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que
perseverare hasta el fin, ese será salvo. 23 Cuando os persiguieren en
una ciudad, huid a otra. En verdad, os digo, no acabaréis (de predicar en) las ciudades de
Israel antes que venga el Hijo del Hombre”.
24 “El discípulo no es mejor que su maestro, ni el siervo mejor que su
amo. 25 Basta al discípulo ser como su maestro, y al siervo ser como su
amo. Si al dueño de casa llamaron Beelzebul, ¿cuánto más a los de su
casa? 26 No los temáis. Nada hay oculto que no
deba ser descubierto, y nada secreto que no deba ser conocido. 27 Lo
que os digo en las tinieblas, repetidlo en pleno día; lo que oís al
oído, proclamadlo desde las azoteas. 28 Y no temáis a los que matan el
cuerpo, y que no pueden matar el alma; mas temed a aquel que puede
perder alma y cuerpo en la gehenna. 29 ¿No se venden dos gorriones por
un as? Ahora bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin disposición de
vuestro Padre. 30 En cuanto a vosotros, todos los cabellos de vuestra
cabeza están contados. 31 No temáis, pues vosotros
valéis más que muchos gorriones”.
EXHORTACIONES Y CONSUELOS. 32 “A todo aquel que me confiese delante de
los hombres, Yo también lo confesaré delante de mi Padre celestial; 33
mas a quien me niegue delante de los hombres, Yo también lo negaré
delante de mi Padre celestial. 34 No creáis que he venido a traer la
paz sobre la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. 35 He
venido, en efecto, a separar al hombre de su padre, a la hija de su
madre, a la nuera de su suegra; 36 y serán
enemigos del hombre los de su propia casa. 37 Quien ama a su padre o a
su madre más que a Mí, no es digno de Mí; y quien ama a su hijo o a su
hija más que a Mí, no es digno de Mí. 38 Quien no toma su cruz y me
sigue, no es digno de Mí. 39 Quien halla su vida, la perderá; y quien
pierde su vida por Mí, la hallará”.
40 Quien a vosotros recibe, a Mí me recibe, y quien me recibe a Mí,
recibe a Aquel que me envió. 41 Quien recibe a un
profeta a título de profeta, recibirá la recompensa de profeta; quien
recibe a un justo a título de justo, recibirá la recompensa del justo.
42 y quienquiera diere de beber tan sólo un vaso de agua fría a uno de
estos pequeños, a título de discípulo, en verdad os digo, no perderá su
recompensa”.
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MATEO
11
JESÚS Y EL BAUTISTA. 1 Cuando Jesús hubo acabado de
dar así instrucciones a sus doce apóstoles, partió de allí para enseñar
y predicar en las ciudades de ellos. 2 Y Juan, al oír en su prisión las
obras de Cristo, le envió a preguntar por medio de sus discípulos: 3
“¿Eres Tú «El que viene», o debemos esperar a otro?” 4 Jesús les
respondió y dijo: “Id y anunciad a Juan lo que oís y veis: 5 Ciegos
ven, cojos andan, leprosos son curados, sordos oyen, muertos resucitan,
y pobres son evangelizados; 6 ¡y dichoso el que no
se escandalizare de Mí!”
7 Y cuando ellos se retiraron, Jesús se puso a decir a las multitudes a
propósito de Juan: “¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Acaso una caña
sacudida por el viento? 8 Y si no, ¿qué fuisteis a ver? ¿Un hombre
ataviado con vestidos lujosos? Pero los que llevan vestidos lujosos
están en las casas de los reyes. 9 Entonces ¿qué salisteis a ver? ¿Un
profeta? Sí, os digo, y más que profeta. 10 Éste es de quien está
escrito: “He ahí que Yo envío a mi mensajero que te preceda, el cual
preparará tu camino delante de ti”. 11 En verdad,
os digo, no se ha levantado entre los hijos de mujer, uno mayor que
Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos es más
grande que él. 12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el
reino de los cielos padece fuerza, y los que usan la fuerza se apoderan
de él. 13 Todos los profetas, lo mismo que la Ley, han profetizado
hasta Juan, 14 y, si queréis creerlo, él mismo es Elías, el que debía
venir. 15 ¡Quién tiene oídos oiga!”
TERQUEDAD DEL PUEBLO. 16 “¿Pero, con quien
comparar la raza esta? Es semejante a muchachos que, sentados en las
plazas, gritan a sus camaradas: 17 Os tocamos la flauta y no
danzasteis, entonamos cantos fúnebres y no plañisteis. 18 Porque; vino
Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Está endemoniado”. 19 Vino el
Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: “Es un glotón y borracho,
amigo de publicanos y de pecadores”. Mas la Sabiduría ha sido
justificada por sus obras”.
¡AY DE LAS CIUDADES IMPENITENTES! 20 Entonces se puso a maldecir a las
ciudades donde había hecho el mayor número de sus milagros, porque no
se habían arrepentido: 21 “¡Ay de ti Corazín! ¡Ay
de ti Betsaida! porque si en Tiro y en Sidón se hubiesen hecho los
prodigios que han sido hechos en vosotras, desde hace mucho tiempo se
habrían arrepentido en saco y en ceniza. 22 Por eso os digo, que el día
del juicio será más soportable para Tiro y Sidón que para vosotras. 23
Y tú, Cafarnaúm, ¿acaso habrás de ser exaltada hasta el cielo? Hasta el
abismo serás abatida. Porque si en Sodoma hubiesen sucedido las
maravillas que han sido hechas en ti, aún estaría ella en pie el día de
hoy. 24 Por eso te digo que el día del
juicio será más soportable para la tierra de Sodoma que para ti”.
INFANCIA ESPIRITUAL. 25 Por aquel tiempo Jesús dio una respuesta,
diciendo: “Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque encubres estas cosas a los sabios y a los prudentes, y las
revelas a los pequeños. 26 Así es, oh Padre,
porque esto es lo que te agrada a Ti. 27 A Mí me ha sido transmitido
todo por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al
Padre conoce bien nadie sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quisiere
revelar (lo). 28 Venid a Mí
todos los agobiados y los cargados, y Yo os haré descansar. 29 Tomad
sobre vosotros el yugo mío, y dejaos instruir por Mí, porque manso soy
y humilde en el corazón; y encontrareis reposo para vuestras vidas. 30
Porque mi yugo es excelente; y mi carga es liviana”.
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MATEO
12
CONTROVERSIAS SOBRE EL SÁBADO. 1 Por aquel tiempo,
Jesús iba pasando un día de sábado, a través de los sembrados; y sus
discípulos, teniendo hambre, se pusieron a arrancar algunas espigas y a
comerlas. 2 Viendo esto, los fariseos le dijeron: “Tus discípulos hacen
lo que no es lícito hacer en sábado?” 3 Jesús les dijo: “¿No habéis
leído, pues, lo que hizo David cuando tuvo hambre él y los que estaban
con él, 4 cómo entró en la casa de Dios y comió los panes de la
proposición, que no era lícito comer ni a él, ni a sus compañeros, sino
solamente a los sacerdotes? 5 ¿No habéis asimismo leído en la Ley, que
el día de sábado, los sacerdotes, en el templo, violan el reposo
sabático y lo hacen sin culpa? 6 Ahora bien, os
digo, hay aquí (alguien) mayor
que el Templo. 7 Si hubieseis comprendido lo que significa:
“Misericordia quiero, y no sacrificio”, no condenaríais a unos
inocentes. 8 Porque Señor del sábado es el Hijo del hombre”.
9 De allí se fue a la sinagoga de ellos; y he aquí un hombre que tenía
una mano seca. 10 Y le propusieron esta cuestión: “¿Es lícito curar el
día de sábado?” —a fin de poder acusarlo—. 11 Él
les dijo: “¿Cuál será de entre vosotros el que teniendo una sola oveja,
si ésta cae en un foso, el día de sábado, no irá a tomarla y
levantarla? 12 Ahora bien, ¡cuánto más vale el hombre que una oveja!
Por consiguiente, es lícito hacer bien el día de sábado”. 13 Entonces
dijo al hombre: “Extiende tu mano”. Él la extendió, y le fue restituida
como la otra. 14 Pero los fariseos salieron y deliberaron contra Él
sobre el modo de hacerlo perecer. 15 Jesús, al saberlo, se alejó de
allí. Y muchos lo siguieron, y los sanó a todos. 16
Y les mandó rigurosamente que no lo diesen a conocer; 17 para que se
cumpliese la palabra del profeta Isaías que dijo: 18 “He aquí a mi
siervo, a quien elegí, el Amado, en quien mi alma se complace. Pondré
mi Espíritu sobre Él, y anunciará el juicio a las naciones. 19 No
disputará, ni gritará, y nadie oirá su voz en las plazas. 20 No
quebrará la caña cascada, ni extinguirá la mecha que aun humea, hasta
que lleve el juicio a la victoria; 21 y en su
nombre pondrán las naciones su esperanza”.
EL PECADO CONTRA EL ESPÍRITU. 22 Entonces le trajeron un endemoniado
ciego y mudo, y lo sanó, de modo que hablaba y veía. 23 Y todas las
multitudes quedaron estupefactas y dijeron: “¿Será éste el Hijo de
David?” 24 Mas los fariseos, oyendo esto, dijeron: “Él no echa los
demonios sino por Beelzebul, el príncipe de los demonios”. 25
Conociendo sus pensamientos, les dijo entonces: “Todo reino dividido
contra sí mismo, está arruinado, y toda ciudad o casa dividida contra
sí misma, no puede subsistir. 26 Si Satanás arroja
a Satanás, contra sí mismo está dividido: entonces, ¿cómo podrá
subsistir su reino? 27 Y si Yo, por mi parte, echo los demonios por
Beelzebul, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por esto ellos serán
vuestros jueces. 28 Pero si por el Espíritu de Dios echo Yo los
demonios, es evidente que ha llegado a vosotros el reino de Dios. 29 ¿O
si no, cómo puede alguien entrar en la casa del hombre fuerte y
quitarle sus bienes, si primeramente no ata al fuerte? Solamente
entonces saqueará su casa. 30 Quien no está conmigo, está contra Mí, y
quien no amontona conmigo, desparrama”.
31 “Por eso, os digo, todo pecado y toda blasfemia será perdonada a los
hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. 32 Y
si alguno habla contra el Hijo del hombre, esto le será perdonado; pero
al que hablare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado ni en
este siglo ni en el venidero. 33 O haced (que sea) el árbol bueno y su
fruto bueno, o haced (que sea) el
árbol malo y su fruto malo, porque por el fruto se conoce el árbol. 34
Raza de víboras, ¿cómo podríais decir cosas buenas, malos como sois?
Porque la boca habla de la abundancia del corazón. 35 El hombre bueno,
de su tesoro de bondad saca el bien; el hombre malo, de su tesoro de
malicia saca el mal. 36 Os digo, que de toda
palabra ociosa que se diga se deberá dar cuenta en el día del juicio.
37 Según tus palabras serás declarado justo, según tus palabras serás
condenado”.
LOS ENEMIGOS PIDEN UNA SEÑAL. 38 Entonces algunos de los escribas y
fariseos respondieron, diciendo: “Maestro, queremos ver de Ti una
señal”. 39 Replicóles Jesús y dijo: “Una raza mala y adúltera requiere
una señal: no le será dada otra que la del profeta Jonás. 40 Pues así
como Jonás estuvo en el vientre del pez tres días y tres noches, así
también el Hijo del hombre estará en el seno de la tierra tres días y
tres noches. 41 Los ninivitas se levantarán, en el
día del juicio, con esta raza y la condenarán, porque ellos se
arrepintieron a la predicación de Jonás; ahora bien, hay aquí más que
Jonás. 42 La reina del Mediodía se levantará, en el juicio, con la
generación ésta y la condenará, porque vino de las extremidades de la
tierra para escuchar la sabiduría de Salomón; ahora bien, hay aquí más
que Salomón”.
LA ESTRATEGIA DE SATANÁS. 43 “Cuando el espíritu inmundo ha salido del
hombre, recorre los lugares áridos, buscando reposo, pero no lo halla.
44 Entonces se dice: “Voy a volver a mi casa, de donde salí”. A su
llegada, la encuentra desocupada, barrida y adornada. 45 Entonces se va
a tomar consigo otros siete espíritus aun más malos que él; entran y se
aposentan allí, y el estado último de ese hombre viene a ser peor que
el primero. Así también acaecerá a esta raza perversa”.
LOS PARIENTES DE CRISTO. 46 Mientras Él todavía
hablaba a las multitudes, he ahí que su madre y sus hermanos estaban
fuera buscando hablarle. 47 Díjole alguien: “Mira, tu madre y tus
hermanos están de pie afuera buscando hablar contigo”. 48 Mas Él
respondió al que se lo decía: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis
hermanos?” 49 Y extendiendo la mano hacia sus discípulos, dijo: “He
aquí a mi madre y mis hermanos. 50 Quienquiera que hace la voluntad de
mi Padre celestial, éste es mi hermano, hermana o madre”.
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MATEO
13
PARÁBOLA DEL SEMBRADOR. 1 En aquel día, Jesús salió
de casa y se sentó a la orilla del mar. 2 Y se reunieron junto a Él
muchedumbres tan numerosas, que hubo de entrar en una barca y sentarse,
mientras que toda la gente se colocaba sobre la ribera. 3 Y les habló
muchas cosas en parábolas diciendo: “He ahí que el sembrador salió a
sembrar. 4 Y, al sembrar, unas semillas cayeron a lo largo del camino,
y los pájaros vinieron y las comieron. 5 Otras cayeron en lugares
pedregosos, donde no tenían mucha tierra, y brotaron en seguida por no
estar hondas en la tierra. 6 Y cuando el sol se
levantó, se abrasaron, y no teniendo raíz, se secaron. 7 Otras cayeron
entre abrojos, y los abrojos, creciendo, las ahogaron. 8 Otras cayeron
sobre tierra buena, y dieron fruto, una ciento, otra sesenta, otra
treinta. 9 ¡Quien tiene oídos, oiga!”
10 Aproximáronse sus discípulos y le dijeron: “¿Por qué les hablas en
parábolas?” 11 Respondióles y dijo: “A vosotros es
dado conocer los misterios del reino de los cielos, pero no a ellos. 12
Porque a quien tiene, se le dará y tendrá abundancia; y al que no
tiene, aún lo que tiene le será quitado. 13 Por eso les hablo en
parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni comprenden. 14
Para ellos se cumple esa profecía de Isaías: “Oiréis pero no
comprenderéis, veréis y no conoceréis. 15 Porque el corazón de este
pueblo se ha endurecido, y sus oídos oyen mal, y cierran los ojos, de
miedo que vean con sus ojos, y oigan con sus oídos, y comprendan con su
corazón, y se conviertan, y Yo los sane”. 16 Pero
vosotros, ¡felices de vuestros ojos porque ven, vuestros oídos porque
oyen! 17 En verdad, os digo, muchos profetas y justos desearon ver lo
que vosotros veis, y no lo vieron; oír lo que vosotros oís y no lo
oyeron”.
18 “Escuchad pues, vosotros la parábola del sembrador. 19 Sucede a todo
el que oye la palabra del reino y no la comprende, que viene el maligno
y arrebata lo que ha sido sembrado en su corazón: éste es el sembrado a
lo largo del camino. 20 El sembrado en pedregales, éste es el hombre
que, oyendo la palabra, en seguida la recibe con alegría; 21 pero no teniendo raíz en sí mismo, es de corta
duración, y cuando llega la tribulación o la persecución por causa de
la palabra, al punto se escandaliza. 22 El sembrado entre los abrojos,
éste es el hombre que oye la palabra, pero la preocupación de este
siglo y el engaño de las riquezas sofocan la palabra, y ella queda sin
fruto. 23 Pero el sembrado en tierra buena, éste es el hombre que oye
la palabra y la comprende: él sí que fructifica y produce ya ciento, ya
sesenta, ya treinta”.
PARÁBOLA DE LA CIZAÑA. 24 Otra parábola les propuso, diciendo: “El
reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró grano bueno en
su campo. 25 Pero, mientras la gente dormía, vino su enemigo,
sobresembró cizaña entre el trigo, y se fue. 26
Cuando brotó, pues, la hierba y dio grano, apareció también la cizaña.
27 Y fueron los siervos al dueño de casa y le dijeron: “Señor ¿no
sembraste grano bueno en tu campo? ¿Cómo, entonces, tiene cizaña?” 28
Les respondió: “Algún enemigo ha hecho esto”. Le preguntaron: “¿Quieres
que vayamos a recogerla?” 29 Mas él respondió: “No, no sea, que al
recoger la cizaña, desarraiguéis también el trigo. 30 Dejadlos crecer
juntamente hasta la siega. Y al momento de la siega, diré a los
segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para
quemarla, y al trigo juntadlo en mi granero”.
PARÁBOLA DEL GRANO DE MOSTAZA. 31 Les propuso esta
otra parábola: “El reino de los cielos es semejante a un grano de
mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo. 32 Es el más pequeño
de todos los granos, pero cuando ha crecido es más grande que las
legumbres, y viene a ser un árbol, de modo que los pájaros del cielo
llegan a anidar en sus ramas”.
PARÁBOLA DE LA LEVADURA. 33 Otra parábola les dijo: “El reino de los
cielos es semejante a la levadura, que una mujer tomó y escondió en
tres medidas de harina, hasta que todo fermentó”. 34 Todo esto, lo
decía Jesús a las multitudes en parábolas, y nada les hablaba sin
parábola, 35 para que se cumpliese lo que había sido dicho por medio
del profeta: “Abriré mis labios en parábolas; narraré cosas escondidas
desde la fundación del mundo”.
INTERPRETACIÓN DE LA PARÁBOLA DE LA CIZAÑA. 36
Entonces, despidió a la multitud y volvió a la casa. Y los discípulos
se acercaron a Él y dijeron: “Explícanos la parábola de la cizaña del
campo”. 37 Respondióles y dijo: “El que siembra la buena semilla, es el
Hijo del hombre. 38 El campo es el mundo. La buena semilla, ésos son
los hijos del reino. La cizaña son los hijos del maligno. 39 El enemigo
que la sembró es el diablo. La siega es la consumación del siglo. Los
segadores son los ángeles. 40 De la misma manera que se recoge la
cizaña y se la echa al fuego, así será en la consumación del siglo. 41 El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y
recogerán de su reino todos los escándalos, y a los que cometen la
iniquidad, 42 y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto
y el rechinar de dientes. 43 Entonces los justos resplandecerán como el
sol en el reino de su Padre. ¡Quien tiene oídos, oiga!
PARÁBOLAS DEL TESORO ESCONDIDO, DE LA PERLA Y DE LA RED. 44 “El reino
de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo; un
hombre, habiéndolo descubierto, lo volvió a esconder, y en su gozo fue
y vendió todo lo que tenía, y compró aquel campo.
45 También, el reino de los cielos es semejante a un mercader en busca
de perlas finas. 46 Habiendo encontrado una de
gran valor, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.
47 También es semejante el reino de los cielos a una red que se echó en
el mar y que recogió peces de toda clase. 48 Una vez llena, la tiraron
a la orilla, y sentándose juntaron los buenos en canastos, y tiraron
los malos. 49 Así será en la consumación del siglo. Saldrán los ángeles
y separarán a los malos de en medio de los justos, 50 y los echarán en
el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes.
51 ¿Habéis entendido todo esto?” Le dijeron: “Sí”. 52 Entonces, les
dijo: “Así todo escriba que ha llegado a ser discípulo del reino de los
cielos, es semejante al dueño de casa que saca de su tesoro lo nuevo y
lo viejo”.
JESÚS PREDICANDO EN NAZARET. 53 Y cuando Jesús hubo acabado estas
parábolas, partió de este lugar, 54 y fue a su patria, y les enseñaba
en la sinagoga de ellos; de tal manera que estaban poseídos de
admiración y decían: “¿De dónde tiene Éste la sabiduría esa y los
milagros? 55 ¿No es Éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre
María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? 56
¿Y sus hermanas no están todas entre nosotros? Entonces, ¿de dónde le
viene todo esto?” 57 Y se escandalizaban de Él. Mas Jesús les dijo: “Un
profeta no está sin honor sino en su país y en su familia”. 58 Y no
hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe.
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MATEO
14
MUERTE DEL BAUTISTA. 1 En aquel tiempo, Herodes el
tetrarca oyó hablar de Jesús, 2 y dijo a sus servidores: “Este es Juan
el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por eso las
virtudes operan en él”. 3 Porque Herodes había prendido a Juan,
encadenándolo y puesto en prisión, a causa de Herodías, la mujer de su
hermano Filipo. 4 Pues Juan le decía: “No te es permitido tenerla”. 5 Y
quería quitarle la vida, pero temía al pueblo, que lo consideraba como
profeta. 6 Mas en el aniversario del nacimiento de
Herodes, la hija de Herodías danzó en medio de los convidados y agradó
a Herodes, 7 quien le prometió, con juramento, darle lo que pidiese. 8
Y ella instruida por su madre: “Dame aquí, dijo, sobre un plato, la
cabeza de Juan el Bautista”. 9 A pesar de que se afligió el rey, en
atención a su juramento, y a los convidados, ordenó que se le diese. 10
Envió, pues, a decapitar a Juan en la cárcel. 11 Y
la cabeza de éste fue traída sobre un plato, y dada a la muchacha, la
cual la llevó a su madre. 12 Sus discípulos vinieron, se llevaron el
cuerpo y lo sepultaron; luego fueron a informar a Jesús.
PRIMERA MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES. 13 Jesús, habiendo oído esto, se
retiró de allí en barca, a un lugar desierto, a solas. Las
muchedumbres, al saberlo, fueron a pie, de diversas ciudades, en su
busca. 14 Y cuando desembarcó, vio un gran gentío; y teniendo compasión
de ellos, les sanó a los enfermos. 15 Como venía la tarde, sus
discípulos se llegaron a Él diciendo: “Este lugar es desierto, y la
hora ya ha pasado. Despide, pues, a la gente, para que vaya a las
aldeas a comprarse comida”. 16 Mas Jesús les dijo:
“No necesitan irse; dadles vosotros de comer”. 17 Ellos le dijeron: “No
tenemos aquí más que cinco panes y dos peces”. 18 Díjoles: “Traédmelos
acá”. 19 Y habiendo mandado que las gentes se acomodasen sobre la
hierba, tomó los cinco panes y los dos peces, mirando al cielo los
bendijo y, habiendo partido los panes, los dio a los discípulos y los
discípulos a las gentes. 20 Y comieron todos y se saciaron y alzaron lo
sobrante de los trozos, doce canastos llenos. 21 Y
eran los que comieron cinco mil varones, sin contar mujeres y niños. 22
En seguida obligó a sus discípulos a reembarcarse, precediéndole, a la
ribera opuesta, mientras Él despedía a la muchedumbre.
JESÚS CAMINA SOBRE LAS AGUAS. 23 Despedido que hubo a las multitudes,
subió a la montaña para orar aparte, y caída ya la tarde, estaba allí
solo. 24 Mas, estando la barca muchos estadios lejos de la orilla, era
combatida por las olas, porque el viento era contrario. 25 Y a la
cuarta vigilia de la noche vino a ellos, caminando sobre el mar. 26 Mas los discípulos viéndolo andar sobre el mar, se
turbaron diciendo: Es un fantasma; y en su miedo, se pusieron a gritar.
27 Pero en seguida les habló Jesús y dijo: “¡Animo! soy Yo. No temáis”.
28 Entonces, respondió Pedro y le dijo: “Señor, si eres Tú, mándame ir
a Ti sobre las aguas”. 29 Él le dijo: “¡Ven!”. Y Pedro saliendo de la
barca, y andando sobre las aguas, caminó hacia Jesús. 30 Pero, viendo
la violencia del viento, se amedrentó, y como comenzase a hundirse,
gritó: “¡Señor, sálvame!” 31 Al punto Jesús tendió
la mano, y asió de él diciéndole: “Hombre de poca fe, ¿por qué has
dudado?” 32 Y cuando subieron a la barca, el viento se calmó. 33
Entonces los que estaban en la barca se prosternaron ante Él diciendo:
“Tú eres verdaderamente el Hijo de Dios”.
34 Y habiendo hecho la travesía, llegaron a la tierra de Genesaret. 35
Los hombres del lugar, apenas lo reconocieron, enviaron mensajes por
toda la comarca, y le trajeron todos los enfermos. 36
Y le suplicaban los dejara tocar tan solamente la franja de su vestido,
y todos los que tocaron, quedaron sanos.
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MATEO
15
CONTROVERSIAS CON LOS FARISEOS. 1 Entonces se
acercaron a Jesús algunos fariseos y escribas venidos de Jerusalén, los
cuales le dijeron: 2 “¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición
de los antepasados?, ¿por qué no se lavan las manos antes de comer?” 3
Él les respondió y dijo: “Y vosotros ¿por qué traspasáis el mandamiento
de Dios por vuestra tradición? 4 Dios ha dicho: “Honra a ni padre y a
ni madre”, y: “El que maldice a su padre o a su madre, sea condenado a
muerte”. 5 Vosotros, al contrario, decís: “Cualquiera que diga a su
padre o a su madre: “Es ofrenda (para
el Templo) aquello con lo cual yo te podría haber socorrido, 6 —no tendrá que honrar a su padre o a su madre”. Y
vosotros habéis anulado la palabra de Dios por vuestra tradición. 7
Hipócritas, con razón Isaías profetizó de vosotros diciendo:
8 “Este pueblo con los labios me honra, pero su corazón está lejos de
Mí. 9 En vano me rinden culto, pues que enseñan doctrinas que son
mandamientos de hombres”.
10 Y habiendo llamado a la multitud, les dijo: “¡Oíd y entended! 11 No lo que entra en la boca mancha al hombre; sino
lo que sale de la boca, eso mancha al hombre”. 12 Entonces sus
discípulos vinieron a Él y le dijeron: “¿Sabes que los fariseos, al oír
aquel dicho, se escandalizaron?” 13 Les respondió: “Toda planta que no
haya plantado mi Padre celestial, será arrancada. 14 Dejadlos: son
ciegos que guían a ciegos. Si un ciego guía a otro ciego, caerán los
dos en el hoyo”. 15 Pedro, entonces, le respondió y dijo: “Explícanos
esa parábola”. 16 Y dijo Jesús: “¿Todavía estáis
vosotros también faltos de entendimiento? 17 ¿No sabéis que todo lo que
entra en la boca, pasa al vientre y se echa en lugar aparte? 18 Pero lo
que sale de la boca, viene del corazón, y eso mancha al hombre. 19
Porque del corazón salen pensamientos malos, homicidios, adulterios,
fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, blasfemias. 20 He aquí lo
que mancha al hombre; mas el comer sin lavarse las manos, no mancha al
hombre”.
LA CANANEA. 21 Partiendo de este lugar, se retiró
Jesús a la región de Tiro y de Sidón. 22 Y he ahí que una mujer cananea
venida de ese territorio, dio voces diciendo: “¡Ten piedad de mí,
Señor, Hijo de David! Mi hija está atormentada por un demonio”. 23 Pero
Él no le respondió nada. Entonces los discípulos, acercándose, le
rogaron: “Despídela, porque nos persigue con sus gritos”. 24 Mas Él
respondió y dijo: “No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la
casa de Israel”. 25 Ella, no obstante, vino a prosternarse delante de
Él y dijo: “¡Señor, socórreme!” 26 Mas Él
respondió: “No está bien tomar el pan de los hijos para echarlo a los
perros”. 27 Y ella dijo: “Sí, Señor, pero los perritos también comen
las migajas que caen de la mesa de sus dueños”. 28 Entonces Jesús
respondiendo le dijo: “Oh mujer, grande es tu fe; hágasete como
quieres”. Y su hija quedó sana, desde aquel momento.
29 Partiendo de allí, Jesús llegó al mar de Galilea, subió a la montaña
y se sentó. 30 Y vinieron a Él turbas numerosas, llevando cojos,
lisiados, ciegos, mudos y muchos otros, y los pusieron a sus pies, y Él
los sanó. 31 De modo que el gentío estaba
maravillado al ver los mudos hablando, sanos los lisiados, cojos que
caminaban, ciegos que veían; y glorificaba al Dios de Israel.
SEGUNDA MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES. 32 Entonces, Jesús llamó a sus
discípulos y les dijo: “Me da lástima de estas gentes, porque hace ya
tres días que no se apartan de Mí, y ya no tienen qué comer. No quiero
despedirlas en ayunas, no sea que les falten las fuerzas en el camino”.
33 Los discípulos le dijeron: “¿De dónde procurarnos en este desierto
pan suficiente para saciar a una multitud como ésta?” 34 Jesús les
preguntó: “¿Cuántos panes tenéis?” Respondieron: “Siete, y algunos
pececillos”. 35 Entonces mandó a la gente acomodarse en tierra. 36 Luego tomó los siete panes y los peces, dio
gracias, los partió y los dio a los discípulos, y los discípulos a la
gente. 37 Y todos comieron y se saciaron, y levantaron lo sobrante de
los pedazos, siete canastos llenos. 38 Y los que comieron eran como
cuatro mil hombres, sin contar mujeres y niños. 39 Después que despidió
a la muchedumbre, se embarcó, y vino al territorio de Magadán.
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MATEO
16
LOS FARISEOS Y SADUCEOS PIDEN UN MILAGRO. 1
Acercáronse los fariseos y saduceos y, para ponerlo a prueba le
pidieron que les hiciese ver alguna señal del cielo. 2 Mas Él les
respondió y dijo: “Cuando ha llegado la tarde, decís: Buen tiempo,
porque el cielo está rojo”, 3 y a la mañana: “Hoy habrá tormenta,
porque el cielo tiene un rojo sombrío”. Sabéis discernir el aspecto del
cielo, pero no las señales de los tiempos. 4 Una generación mala y
adúltera requiere una señal: no le será dada otra que la del profeta
Jonás”. Y dejándolos, se fue.
LEVADURA DE HIPOCRESÍA. 5 Los discípulos, al ir a la otra orilla,
habían olvidado de llevar panes. 6 Y Jesús les
dijo: “Mirad y guardaos de la levadura de los fariseos y de los
saduceos”. 7 Ellos dentro de sí discurrían diciendo: “Es que no hemos
traído panes”. 8 Mas Jesús lo conoció y dijo: “Hombres de poca fe; ¿que
andáis discurriendo dentro de vosotros mismos que no tenéis panes? 9
¿No entendéis todavía, ni recordáis los cinco panes de los cinco mil, y
cuántos canastos recogisteis? 10 ¿Ni los siete panes de los cuatro mil,
y cuántos canastos recogisteis? 11 ¿Cómo no
entendéis que no de los panes os quería hablar al deciros: “Guardaos de
la levadura de los fariseos y de los saduceos?” 12 Entonces,
comprendieron que no había querido decir que se guardasen de la
levadura de los panes, sino de la doctrina de los fariseos y saduceos.
JESÚS EN CESÁREA DE FILIPO. PRIMADO DE PEDRO. 13 Y llegado Jesús a la
región de Cesarea de Filipo, propuso esta cuestión a sus discípulos:
“¿Quien dicen los hombres que es el Hijo del hombre?” 14 Respondieron:
“Unos dicen que es Juan el Bautista, otros Elías, otros Jeremías o
algún otro de los profetas”. 15 Díjoles: “Y según vosotros, ¿quien soy
Yo?” 16 Respondióle Simón Pedro y dijo: “Tú eres
el Cristo, el Hijo del Dios vivo”. 17 Entonces Jesús le dijo:
“Bienaventurado eres, Simón Bar-Yoná, porque carne y sangre no te lo
reveló, sino mi Padre celestial. 18 Y Yo, te digo que tú eres Pedro, y
sobre esta piedra edificare mi Iglesia, y las puertas del abismo no
prevalecerán contra ella. 19 A ti te daré las llaves del reino de los
cielos: lo que atares sobre la tierra, estará atado en los cielos, lo
que desatares sobre la tierra, estará desatado en los cielos”. 20
Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que Él era el
Cristo.
ANUNCIO DE LA PASIÓN. 21 Desde entonces comenzó
Jesús a declarar a sus discípulos que Él debía ir a Jerusalén y sufrir
mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los
escribas, y ser condenado a muerte y, resucitar al tercer día. 22 Mas
Pedro, tomándolo aparte, se puso a reconvenirle, diciendo: “¡Lejos de
Ti, Señor! Esto no te sucederá por cierto”. 23 Pero Él volviéndose,
dijo a Pedro: “¡Quítateme de delante, Satanás! ¡Un tropiezo eres para
Mí, porque no sientes las cosas de Dios, sino las de los hombres!”.
¡RENUNCIARSE! 24 Entonces, dijo a sus discípulos: “Si alguno quiere
seguirme, renúnciese a sí mismo, y lleve su cruz y siga tras de Mí. 25
Porque el que quisiere salvar su alma, la perderá; y quien pierda su
alma por mi causa, la hallará. 26 Porque ¿de que
sirve al hombre, si gana el mundo entero, mas pierde su alma? ¿O que
podrá dar el hombre a cambio de su alma? 27 Porque el Hijo del hombre
ha de venir, en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces dará
a cada uno según sus obras. 28 En verdad, os digo, algunos de los que
están aquí no gustarán la muerte sin que hayan visto al Hijo del hombre
viniendo en su Reino”.
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MATEO
17
TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR. 1 Seis días después,
Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan su hermano, y los llevó aparte,
sobre un alto monte. 2 Y se transfiguró delante de ellos: resplandeció
su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.
3 Y he ahí que se les aparecieron Moisés y Elías, que hablaban con Él.
4 Entonces, Pedro habló y dijo a Jesús: “Señor, bueno es que nos
quedemos aquí. Si quieres, levantaré aquí tres tiendas, una para Ti,
una para Moisés, y otra para Elías”. 5 No había terminado de hablar
cuando una nube luminosa vino a cubrirlos, y una voz se hizo oír desde
la nube que dijo: “Este es mi Hijo, el Amado, en quien me complazco;
escuchadlo a Él”. 6 Y los discípulos, al oírla, se
prosternaron, rostro en tierra, poseídos de temor grande. 7 Mas Jesús
se aproximó a ellos, los tocó y les dijo: “Levantaos; no tengáis
miedo”. 8 Y ellos, alzando los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús
solo.
LA VENIDA DE ELÍAS. 9 Y cuando bajaban de la montaña, les mandó Jesús
diciendo: “No habléis a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del
hombre haya resucitado de entre los muertos”. 10 Los discípulos le
hicieron esta pregunta: “¿Por qué, pues, los escribas dicen que Elías
debe venir primero?” 11 Él les respondió y dijo:
“Ciertamente, Elías vendrá y restaurará todo. 12 Os declaro, empero,
que Elías ya vino, pero no lo conocieron, sino que hicieron con él
cuento quisieron. Y así el mismo Hijo del hombre tendrá que padecer de
parte de ellos”. 13 Entonces los discípulos cayeron en la cuenta que
les hablaba con relación a Juan el Bautista.
CURACIÓN DE UN LUNÁTICO. 14 Cuando llegaron adonde estaba la gente, un
hombre se aproximó a Él, y, doblando la rodilla, le dijo: 15 “Señor,
ten piedad de mi hijo, porque es lunático y esta muy mal; pues muchas
veces cae en el fuego y muchas en el agua. 16 Lo
traje a tus discípulos, y ellos no han podido sanarlo”. 17 Respondióle
Jesús y dijo: “Oh raza incrédula y perversa, ¿hasta cuándo he de estar
con vosotros? ¿Hasta cuándo os habré de soportar? Traédmelo acá”. 18
Increpóle Jesús, y el demonio salió de él, y el niño quedó sano desde
aquella hora. 19 Entonces los discípulos se llegaron a Jesús, aparte, y
le dijeron: “¿Por qué nosotros no hemos podido lanzarlo?” 20 Les dijo:
“Por vuestra falta de fe. Porque en verdad os digo: Que si tuviereis fe
como un grano de mostaza, diríais a esta montaña: “Pásate de aquí,
allá”, y se pasaría, y no habría para vosotros cosa imposible”. 21 [En cuanto a esta ralea, no se va sino con oración
y ayuno].
NUEVO ANUNCIO DE LA PASIÓN. 22 Y yendo juntos por Galilea, Jesús les
dijo: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres;
23 y lo harán morir, y al tercer día resucitará”. Y se entristecieron
en gran manera.
EL TRIBUTO DEL TEMPLO. 24 Cuando llegaron a Cafarnaúm acercáronse a
Pedro los que cobraban las didracmas y dijeron: “¿No paga vuestro
Maestro las dos dracmas?” 25 Respondió: “Sí”. Y cuando llegó a la casa,
Jesús se anticipó a decirle: “Qué te parece, Simón: los reyes de la
tierra ¿de quién cobran las tasas o tributo, de sus hijos o de los
extraños?” 26 Respondió: “De los extraños”.
Entonces Jesús le dijo: “Así, pues, libres son los hijos. 27 Sin
embargo, para que no los escandalicemos, ve al mar a echar el anzuelo,
y el primer pez que suba, sácalo, y abriéndole la boca encontrarás un
estatero. Tómalo y dáselo por Mí y por ti”.
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MATEO
18
EL MAYOR EN EL REINO DE LOS CIELOS. 1 En aquel
tiempo, los discípulos se llegaron a Jesús y le preguntaron: “En
conclusión, ¿quién es el mayor en el reino de los cielos?” 2 Entonces,
Él llamó a sí a un niño, lo puso en medio de ellos, 3 y dijo: “En
verdad, os digo, si no volviereis a ser como los niños, no entraréis en
el reino de los cielos. 4 Quien se hiciere pequeño como este niñito,
ése es el mayor en el reino de los cielos. 5 Y quien recibe en mi
nombre a un niño como éste, a Mí me recibe”.
EL ESCÁNDALO. 6 “Pero quien encandalizare a uno
solo de estos pequeños que creen en Mí, más le valdría que se le
suspendiese al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y
que fuese sumergido en el abismo del mar. 7 ¡Ay del mundo por los
escándalos! Porqué forzoso es que vengan escándalos, pero ¡ay del
hombre por quien el escándalo viene! 8 Si tu mano o tu pie te hace
tropezar, córtalo y arrójalo lejos de ti. Más te vale entrar en la vida
manco o cojo, que ser, con tus dos manos o tus dos pies, echado en el
fuego eterno. 9 Y si tu ojo te hace tropezar, sácalo y arrójalo lejos
de ti. Más te vale entrar en la vida con un solo ojo, que ser, con tus
dos ojos, arrojado en la gehenna del fuego. 10 Guardaos de despreciar a
uno solo de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles, en los
cielos, ven continuamente la faz de mi Padre celestial. 11
[Porque el Hijo del hombre ha venido a salvar lo que estaba perdido]”.
VALOR DE UN ALMA. 12 “¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y
una de ellas se llega a descarriar, ¿no dejara sobre las montañas las
noventa y nueve, para ir en busca de la que se descarrió? 13 Y si llega
a encontrarla, en verdad, os digo, tiene mas gozo por ella que por las
otras noventa y nueve, que no se descarriaron. 14 De la misma manera,
no es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno de estos
pequeños”.
CORRECCIÓN FRATERNA. 15 “Si tu hermano peca [contra ti] repréndelo
entre ti y él solo; si te escucha, habrás ganado a tu hermano. 16 Si no te escucha toma todavía contigo un hombre o
dos, para que por boca de dos testigos o tres conste toda palabra. 17
Si a ellos no escucha, dilo a la Iglesia. Y si no escucha tampoco a la
Iglesia, sea para ti como un pagano y como un publicano. 18 En verdad,
os digo, todo lo que atareis sobre la tierra, será atado en el cielo, y
todo lo que desatareis sobre la tierra, será desatado en el cielo”.
19 “De nuevo, en verdad, os digo, si dos de entre vosotros sobre la
tierra se concertaren acerca de toda cosa que pidan, les vendrá de mi
Padre celestial. 20 Porque allí donde dos o tres están reunidos por
causa mía, allí estoy Yo en medio de ellos”.
EL SIERVO SIN ENTRAÑAS. 21 Entonces Pedro le dijo:
“Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí y le perdonaré?
¿Hasta siete veces?” 22 Jesús le dijo: “No te digo hasta siete veces,
sino hasta setenta veces siete. 23 Por eso el reino de los cielos es
semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. 24 Y
cuando comenzó a ajustarlas, le trajeron a uno que le era deudor de
diez mil talentos. 25 Como no tenía con qué pagar, mandó el Señor que
lo vendiesen a él, a su mujer y a sus hijos y todo cuanto tenía y se
pagase la deuda. 26 Entonces arrojándose a sus
pies el siervo, postrado, le decía: “Ten paciencia conmigo, y te pagaré
todo” 27 Movido a compasión el amo de este siervo, lo dejó ir y le
perdonó la deuda. 28 Al salir, este siervo encontró a uno de sus
compañeros, que le debía cien denarios, y agarrándolo, lo sofocaba y
decía: “Paga lo que debes”. 29 .Su compañero, cayendo a sus pies, le
suplicaba y decía: “Ten paciencia conmigo y te pagare”. 30 Mas él no
quiso, y lo echó a la cárcel, hasta que pagase la deuda. 31 Pero, al ver sus compañeros lo ocurrido, se
contristaron sobremanera y fueron y contaron al amo todo lo que había
sucedido. 32 Entonces lo llamó su señor y le dijo: “Mal siervo, yo te
perdoné toda aquella deuda como me suplicaste. 33 ¿No debías tú también
compadecerte de tu compañero, puesto que yo me compadecí de ti?” 34 Y
encolerizado su señor, lo entregó a los verdugos hasta que hubiese
pagado toda su deuda. 35 Esto hará con vosotros mi Padre celestial si
no perdonáis de corazón cada uno a su hermano”.
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IV.
MINISTERIO DE JESÚS EN JUDEA (Cap. 19 - Cap. 25)
MATEO
19
INDISOLUBILIDAD DEL MATRIMONIO. 1 Cuando Jesús hubo
acabado estos discursos partió de Galilea, y fue al territorio de
Judea, más allá del Jordán. 2 Le siguieron muchas gentes, y las sanó
allí. 3 Entonces, algunos fariseos, queriendo tentarlo, se acercaron a
Él y le dijeron: “¿Es permitido al hombre repudiar a su mujer por
cualquier causa?” 4 Él respondió y dijo: “¿No habéis leído que el
Creador, desde el principio, “varón y mujer los hizo?” 5 y dijo: “Por
esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y
serán los dos una sola carne”. 6 “De modo que ya no
son dos, sino una carne. ¡Pues bien! ¡Lo que Dios juntó, el hombre no
lo separe!” 7 Dijéronle: “Entonces ¿por qué Moisés prescribió dar
libelo de repudio y despacharla?” 8 Respondióles: “A causa de la dureza
de vuestros corazones, os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres;
pero al principio no fue así. 9 Mas Yo os digo, quien repudia a su
mujer salvo el caso de adulterio, y se casa con otra, comete adulterio,
y el que se casa con una repudiada, comete adulterio”. 10 Dijéronle sus
discípulos: “Si tal es la condición del hombre con la mujer, no
conviene casarse”. 11 Pero Él les respondió: “No
todos pueden comprender esta palabra, sino solamente aquellos a quienes
es dado. 12 Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay
eunucos hechos por los hombres, y hay eunucos que se hicieron tales a
sí mismos por el reino de los cielos. El que pueda entender, entienda”.
PRIVILEGIOS DE LOS NIÑOS. 13 Entonces le fueron presentados unos niños
para que pusiese las manos sobre ellos, y orase (por ellos); pero los discípulos
los reprendieron. 14 Mas Jesús les dijo: “Dejad a los niños venir a Mí,
y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de los cielos”. 15
Y les impuso las manos y después partió de allí.
EL JOVEN RICO. 16 Y he ahí que uno, acercándose a
Él, le preguntó: “Maestro, ¿qué de bueno he de hacer para obtener la
vida eterna?” 17 Respondióle: “¿Por qué me preguntas acerca de lo
bueno? Uno solo es el bueno. Mas, si quieres entrar en la vida, observa
los mandamientos”. 18 “¿Cuáles?”, le replicó. Jesús le dijo: “No
matarás; no cometerás adulterio; no robarás; no darás falso testimonio;
19 honra a tu padre y a tu madre, y: amarás a tu prójimo como a ti
mismo”. 20 Díjole entonces el joven. “Todo esto he observado; ¿qué me
falta aún?” 21 Jesús le contestó: “Si quieres ser
perfecto, vete a vender lo que posees, y dalo a los pobres, y tendrás
un tesoro en el cielo; y ven, sígueme”. 22 Al oír esta palabra, el
joven se fue triste, porque tenía grandes bienes.
PELIGROS DE LAS RIQUEZAS. 23 Después dijo Jesús a sus discípulos: “En
verdad, os digo: Un rico difícilmente entrará en el reino de los
cielos. 24 Y vuelvo a deciros que más fácil es a un camello pasar por
el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios”. 25 Al
oír esto, los discípulos se asombraron en gran manera y le dijeron:
“¿Quién pues podrá salvarse?” 26 Mas Jesús,
fijando los ojos en ellos, les dijo: “Para los hombres eso es
imposible, mas para Dios todo es posible”.
RECOMPENSA DEL SEGUIMIENTO DE JESÚS. 27 Entonces Pedro respondió
diciéndole: “Tú lo ves, nosotros hemos dejado todo, y te hemos seguido;
¿que nos espera?” 28 Jesús les dijo: “En verdad, os digo, vosotros que
me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se
siente sobre su trono glorioso, os sentaréis, vosotros también, sobre
doce tronos, y juzgaréis a las doce tribus de Israel. 29 Y todo el que
dejare casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o mujer, o hijos, o
campos por causa de mi nombre, recibirá el céntuplo y heredará la vida
eterna.
30 Y muchos primeros serán postreros, y (muchos) postreros, primeros”.
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MATEO
20
PARÁBOLA DE LOS OBREROS DE LA VIÑA. 1 “Porque el
reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que salió muy
de mañana a contratar obreros para su viña. 2 Habiendo convenido con
los obreros en un denario por día, los envió a su viña. 3 Salió luego
hacia la hora tercera, vio a otros que estaban de pie, en la plaza, sin
hacer nada. 4 Y les dijo: “Id vosotros también a mi viña, y os daré lo
que sea justo”. 5 Y ellos fueron. Saliendo otra vez a la sexta y a la
novena hora, hizo lo mismo. 6 Saliendo todavía a
eso de la hora undécima, encontró otros que estaban allí, y les dijo:
“¿Por qué estáis allí todo el día sin hacer nada?” 7 Dijéronle: “Porque
“nadie nos ha contratado”. Les dijo: “Id vosotros también a la viña”. 8
Llegada la tarde, el dueño de la viña dijo a su mayordomo: “Llama a los
obreros, y págales el jornal, comenzando por los últimos, hasta los
primeros”. 9 Vinieron, pues, los de la hora undécima, y recibieron cada
uno un denario. 10 Cuando llegaron los primeros, pensaron que
recibirían más, pero ellos también recibieron cada uno un denario. 11 Y al tomarlo, murmuraban contra el dueño de casa,
12 y decían: “Estos últimos no han trabajado más que una hora, y los
tratas como a nosotros, que hemos soportado el peso del día y el
calor”. 13 Pero él respondió a uno de ellos: “Amigo, yo no te hago
injuria. ¿No conviniste conmigo en un denario? 14 Toma, pues, lo que te
toca, y vete. Mas yo quiero dar a este último tanto como a ti. 15 ¿No
me es permitido, con lo que es mío, hacer lo que me place? ¿O has de
ser tú envidioso, porque yo soy bueno?” 16 Así los
últimos serán primeros, y los primeros, últimos”.
TERCER ANUNCIO DE LA PASIÓN. 17 Y subiendo Jesús a Jerusalén, tomó
aparte a los doce discípulos, y les dijo en el camino: 18 “He aquí que
subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los
sumos sacerdotes y escribas, y lo condenarán a muerte. 19 Y lo
entregarán a los gentiles, para que lo escarnezcan, lo azoten y lo
crucifiquen, pero al tercer día resucitará”.
FALSA AMBICIÓN DE LOS HIJOS DE ZEBEDEO. 20 Entonces la madre de los
hijos de Zebedeo se acercó a Él con sus hijos, y prosternóse como para
hacerle una petición. 21 Él le preguntó: “¿Qué
deseas?” Contestóle ella: “Ordena que estos dos hijos míos se sienten,
el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, en tu reino”. 22 Mas
Jesús repuso diciendo: “No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz,
que Yo he de beber?” Dijéronle: “Podemos”. 23 Él les dijo: “Mi cáliz,
sí, lo beberéis; pero el sentaros a mi derecha o a mi izquierda, no es
cosa mía el darlo, sino para quienes estuviere preparado por mi Padre”.
24 Cuando los diez oyeron esto, se enfadaron contra los dos hermanos.
25 Mas Jesús los llamó y dijo: “Los jefes de los pueblos, como sabéis,
les hacen sentir su dominación, y los grandes sus poder. 26 No será así entre vosotros, sino al contrario:
entre vosotros el que quiera ser grande se hará el servidor vuestro, 27
y el que quiera ser el primero de vosotros ha de hacerse vuestro
esclavo; 28 así como el Hijo del hombre vino, no para ser servido, sino
para servir y dar su vida en rescate por muchos ”.
CURACIÓN DE DOS CIEGOS. 29 Cuando salieron de Jericó, le siguió una
gran muchedumbre. 30 Y he ahí que dos ciegos, sentados junto al camino,
oyendo que Jesús pasaba, se pusieron a gritar, diciendo: “Señor, ten
piedad de nosotros, Hijo de David”. 31 La gente
les reprendía para que callasen, pero ellos gritaban mas, diciendo:
“Señor, ten piedad de nosotros, Hijo de David”. 32 Entonces Jesús,
parándose los llamó y dijo: “¿Qué queréis que os haga?” 33 Le dijeron:
“¡Señor, que se abran nuestros ojos!”. 34 Y Jesús, teniendo compasión
de ellos, les tocó los ojos, y al punto recobraron la vista, y le
siguieron.
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MATEO
21
ENTRADA TRIUNFAL EN JERUSALÉN. 1 Cuando se
aproximaron a Jerusalén, y llegaron a Betfagé, junto al Monte de los
Olivos, Jesús envió a dos discípulos, 2 diciéndoles: “Id a la aldea que
está enfrente de vosotros, y encontraréis una asna atada y un pollino
con ella: desatadlos y traédmelos. 3 Y si alguno os dice algo,
contestaréis que los necesita el Señor; y al punto los enviará”. 4 Esto
sucedió para que se cumpliese lo que había sido dicho por el profeta: 5
“Decid a la hija de Sión: He ahí que tu rey viene a ti, benigno y
montado sobre una asna y un pollino, hijo de animal de yugo”. 6 Los discípulos fueron pues, e hicieron como Jesús
les había ordenado: 7 trajeron la asna y el pollino, pusieron sobre
ellos sus mantos, y Él se sentó encima. 8 Una inmensa multitud de gente
extendía sus mantos sobre el camino, otros cortaban ramas de árboles, y
las tendían por el camino. 9 Y las muchedumbres que marchaban delante
de Él, y las que le seguían, aclamaban, diciendo: “¡Hosanna al Hijo de
David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en lo más
alto!” 10 Y al entrar Él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, y
decían: “¿Quién es este?” 11 Y las muchedumbres
decían: “Éste es Jesús, el profeta, de Nazaret de Galilea”.
PURIFICACIÓN DEL TEMPLO. 12 Y entró Jesús en el Templo de Dios, y echó
fuera a todos los que vendían y compraban en el Templo, y volcó las
mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían las palomas; 13
y les dijo: “Está escrito: “Mi casa será llamada casa de oración”, mas
vosotros la hacéis “cueva de ladrones”. 14 y se llegaron a Él en el
Templo ciegos y tullidos, y los sanó. 15 Mas los sumos sacerdotes y los
escribas, viendo los milagros que hacía, y oyendo a los niños que
gritaban en el Templo y decían: “Hosanna al Hijo de David”, se
indignaron, 16 y le dijeron: “¿Oyes lo que dicen
éstos?” Jesús les replicó: “Sí, ¿nunca habéis leído aquello: “De la
boca de los pequeñitos y de los lactantes, me prepararé alabanza?”. 17
Y dejándolos, salió de la ciudad a Betania, donde se albergó.
LA HIGUERA ESTÉRIL. 18 Por la mañana, cuando volvía a la ciudad, tuvo
hambre; 19 y viendo una higuera junto al camino, se acerco a ella, mas
no hallo en ella sino hojas. Entonces le dijo: “¡Nunca más nazca ya
fruto de ti!” Y en seguida la higuera se secó. 20 Viendo esto, los
discípulos se maravillaron y dijeron: “¿Cómo al momento se secó la
higuera?” 21 Y Jesús les dijo: “En verdad, os
digo, si tenéis fe, y no dudáis, no solamente haréis lo de la higuera,
sino que si decís a esta montaña: “Quítate de ahí y échate al mar”, eso
se hará. 22 Y todo lo que pidiereis con fe, en la oración, lo
obtendréis”.
CONTROVERSIA CON LOS SUMOS SACERDOTES Y ANCIANOS. 23 Llegado al Templo,
se acercaron a Él, mientras enseñaba, los sumos sacerdotes y los
ancianos del pueblo y le dijeron: “¿Con qué autoridad haces esto, y
quién te ha dado ese poder?”. 24 Mas Jesús les respondió y dijo: “Yo
también quiero preguntaron una cosa; si vosotros me la decís, Yo os
diré a mi vez con qué autoridad hago esto: 25 El bautismo de Juan ¿de
dónde era? ¿Del cielo o de los hombres?” Ellos, entonces, discurrieron
así en sí mismos: 26 Si decimos: “del cielo”, nos
dirá: “Entonces ¿por qué no le creísteis?” “Si decimos: “de los
hombres”, hemos de temer al pueblo, porque todos tienen a Juan por
profeta”. 27 Respondieron, pues, a Jesús,
diciendo: “No sabemos”. Y Él les dijo: “Ni Yo tampoco os digo con qué
autoridad hago esto”.
LOS DOS HIJOS DESIGUALES. 28 “¿Qué opináis vosotros? Un hombre tenía
dos hijos; fue a buscar al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar
a la viña”. 29 Mas éste respondió y dijo: “Voy, Señor”, y no fue. 30
Después fue a buscar al segundo, y le dijo lo mismo. Éste contestó y
dijo: “No quiero”, pero después se arrepintió y fue. 31
¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?” Respondieron: “El
último”. Entonces, Jesús les dijo: “En verdad, os digo, los publicanos
y las rameras entrarán en el reino de Dios antes que vosotros. 32
Porque vino Juan a vosotros, andando en camino de justicia, y vosotros
no le creísteis, mientras que los publicanos y las rameras le creyeron.
Ahora bien, ni siquiera después de haber visto esto, os arrepentisteis,
para creerle”.
PARÁBOLA DE LOS VIÑADORES HOMICIDAS. 33 “Escuchad otra parábola. “Había
un dueño de casa, que plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavo en
ella un lagar y edificó una torre; después, la arrendó a unos
viñadores, y se fue a otro país. 34 Cuando llegó el tiempo de los
frutos, envió sus siervos a los viñadores para recibir los frutos
suyos. 35 Pero los viñadores agarraron a los siervos, apalearon a éste,
mataron a aquél, lapidaron a otro. 36 Entonces
envió otros siervos en mayor número que los primeros; y los trataron de
la misma manera. 37 Finalmente les envió su hijo, diciendo: “Respetarán
a mi hijo”. 38 Pero los viñadores, viendo al hijo, se dijeron entre sí:
“Éste es el heredero. Venid, matémoslo, y nos quedaremos con su
herencia”. 39 Lo agarraron, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron.
40 Cuando vuelva pues el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos
viñadores?” 41 Dijeron: “Hará perecer sin piedad a
estos miserables, y arrendará la viña a otros viñadores, que le paguen
los frutos a su tiempo”. 42 y díjoles Jesús: “¿No habéis leído nunca en
las Escrituras: “La piedra que desecharon los que edificaban, esa ha
venido a ser cabeza de esquina; el Señor es quien hizo esto, y es un
prodigio a nuestros ojos?”. 43 Por eso os digo: El reino de Dios os
será quitado, y dado a gente que rinda sus frutos. 44 Y quien cayere
sobre esta piedra, se hará pedazos; y a aquel sobre quien ella cayere,
lo hará polvo”. 45 Los sumos sacerdotes y los fariseos, oyendo sus
parábolas, comprendieron que de ellos hablaba. 46
Y trataban de prenderlo, pero temían a las multitudes porque éstas lo
tenían por profeta.
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MATEO
22
PARÁBOLA DEL BANQUETE NUPCIAL. 1 Respondiendo Jesús
les habló de nuevo en parábolas, y dijo: 2 “El reino de los cielos es
semejante a un rey que celebró las bodas de su hijo. 3 Y envió a sus
siervos a llamar a los convidados a las bodas, mas ellos no quisieron
venir. 4 Entonces envió a otros siervos, a los cuales dijo: “Decid a
los convidados: Tengo preparado mi banquete; mis toros y animales
cebados han sido sacrificados ya, y todo está a punto: venid a las
bodas”. 5 Pero, sin hacerle caso, se fueron el uno a su granja, el otro
a sus negocios. 6 Y los restantes agarraron a los
siervos, los ultrajaron y los mataron. 7 El rey, encolerizado, envió
sus soldados, hizo perecer a aquellos homicidas, y quemó su ciudad. 8
Entonces dijo a sus siervos: “Las bodas están preparadas, mas los
convidados no eran dignos. 9 Id, pues, a las encrucijadas de los
caminos, y a todos cuantos halléis, invitadlos a las bodas”. 10
Salieron aquellos siervos a los caminos, y reunieron a todos cuantos
hallaron, malos y buenos, y la sala de las bodas quedó llena de
convidados. 11 Mas cuando el rey entró para ver a
los comensales, notó a un hombre que no estaba vestido con el traje de
boda. 12 Díjole: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin tener el traje de
boda?” Y él enmudeció. 13 Entonces el rey dijo a los siervos: “Atadlo
de pies y manos, y arrojadlo a las tinieblas de afuera; allí será el
llanto y el rechinar de dientes. 14 Porque muchos son llamados, mas
pocos escogidos”.
LA CUESTIÓN DEL TRIBUTO. 15 Entonces los fariseos se fueron y
deliberaron cómo le sorprenderían en alguna palabra. 16
Le enviaron, pues, sus discípulos con los herodianos, a decirle:
“Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con
verdad, sin miedo a nadie, porque no miras a la persona de los hombres.
17 Dinos, pues, lo que piensas: ¿es lícito pagar tributo al César o
no?” 18 Mas Jesús, conociendo su malicia, repuso: “Hipócritas, ¿por qué
me tentáis? 19 Mostradme la moneda del tributo”. Y le presentaron un
denario. 20 Preguntóles: “¿De quien es esta figura y la leyenda?” 21 Le respondieron: “del César”. Entonces les dijo:
“Dad, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”.
22 Oyendo esto, quedaron maravillados, y dejándolo se fueron.
LOS SADUCEOS Y LA RESURRECCIÓN. 23 En aquel día, algunos saduceos, los
cuales dicen que no hay resurrección, se acercaron a Él, y le
propusieron esta cuestión: 24 “Maestro, Moisés ha dicho: ‘Si alguno
muere sin tener hijos, su hermano se casará con la cuñada, y suscitará
prole a su hermano’. 25 Ahora bien, había entre nosotros siete
hermanos. El primero se casó y murió; y como no tuviese descendencia,
dejó su mujer a su hermano. 26 Sucedió lo mismo
con el segundo, y con el tercero, hasta el séptimo. 27 Después de todos
murió la mujer. 28 En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será
mujer? Porque todos la tuvieron”. 29 Respondióles Jesús y dijo:
“Erráis, por no entender las Escrituras ni el poder de Dios. 30 Pues en
la resurrección, ni se casan (los
hombres), ni se dan (las
mujeres) en matrimonio, sino que son como ángeles de Dios en el
cielo. 31 Y en cuanto a la resurrección de los
muertos, ¿no habéis leído lo que os ha dicho Dios: 32 “Yo soy el Dios
de Abrahán, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob”? Dios no es Dios de
muertos, sino de vivientes”. 33 Al oír esto, las muchedumbres estaban
poseídas de admiración por su doctrina.
EL MANDAMIENTO PRINCIPAL. 34 Mas los fariseos, al oír que había tapado
la boca a los saduceos, vinieron a reunirse junto a Él; 35 y uno de
ellos, doctor de la Ley, le propuso esta cuestión para tentarlo: 36 “Maestro, ¿cuál es el mayor mandamiento de la
Ley?” 37 Respondió Él: “Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, con
toda tu alma, y con todo tu espíritu. 38 Éste es el mayor y primer
mandamiento. 39 El segundo le es semejante: “Amarás a tu prójimo como a
ti mismo”. 40 De estos dos mandamientos pende toda la Ley y los
Profetas”.
EL SALMO 109. 41 Estando aún reunidos los
fariseos, Jesús les propuso esta cuestión: 42 “¿Qué pensáis del Cristo?
¿De quién es hijo?” Dijéronle “de David”. 43 Replicó Él “¡Cómo,
entonces, David (inspirado),
por el Espíritu, lo llama “Señor”, cuando dice: 44 “El Señor dijo a mi
Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos bajo tus
pies”? 45 Si David lo llama “Señor” ¿cómo es su hijo? 46
Y nadie pudo responderle nada, y desde ese día nadie osó más proponerle
cuestiones.
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MATEO
23
ÚLTIMO GRAN DISCURSO DE JESÚS EN EL TEMPLO: LA HIPOCRESÍA DE LOS
ESCRIBAS Y FARISEOS. 1 Entonces Jesús habló a las
muchedumbres y a sus discípulos, 2 y les dijo: “Los escribas y los
fariseos se han sentado en la cátedra de Moisés. 3 Todo lo que ellos os
mandaren, hacedlo, y guardadlo; pero no hagáis como ellos, porque
dicen, y no hacen. 4 Atan cargas pesadas e insoportables y las ponen
sobre las espaldas de las gentes, pero ellos mismos ni con el dedo
quieren moverlas. 5 Hacen todas sus obras para ser vistos por los
hombres; se hacen más anchas las filacterias y más grandes las franjas (de sus mantos); 6
quieren tener los primeros puestos en los banquetes y en las sinagogas,
7 ser saludados en las plazas públicas, y que los hombres los llamen:
“Rabí”. 8 Vosotros, empero, no os hagáis llamar “Rabí”, porque uno solo
es para vosotros el Maestro; vosotros sois todos hermanos. 9 Y tampoco
llaméis padre a ninguno de vosotros sobre la tierra, porque uno solo es
vuestro Padre: el del cielo. 10 Ni os llaméis director, porque uno solo
es vuestro director: Cristo. 11 El mayor entre
vosotros sea servidor de todos. 12 Quien se elevare, será abajado; y
quien se abajare, será elevado”.
13 “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque cerráis
con llave ante los hombres el reino de los cielos; vosotros ciertamente
no entráis; y a los que están entrando, no los dejáis entrar. 14 [¡Ay
de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque devoráis las
casas de las viudas, y pretextáis hacer largas oraciones. Por eso
recibiréis condenación más rigurosa]. 15 ¡Ay de vosotros, escribas y
fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un
prosélito, y cuando llega a serlo, lo hacéis doblemente mas hijo de la
gehenna que vosotros. 16 ¡Ay de vosotros,
conductores ciegos!, que decís: “Quien jura por el Templo, nada es; mas
quien jura por el oro del Templo, queda obligado”. 17 ¡Insensatos y
ciegos! ¿que es más, el oro, o el Templo que santifica el oro? 18 Y:
“Quien jura por el altar, nada importa; mas quien jura por la ofrenda
que está sobre él, queda obligado”. 19 ¡Ciegos! ¿qué es más, la
ofrenda, o el altar que hace sagrada la ofrenda? 20 Quien, pues, jura
por el altar, jura por el altar y por todo lo que está sobre él. 21 Quien jura por el Templo, jura por él y por Aquel
que lo habita. 22 Y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios
y por Aquel que está sentado en el”.
23 “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, que pagáis el
diezmo de la menta, del eneldo y del comino, y descuidáis lo más
importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto hay
que practicar, sin omitir aquello, 24 conductores ciegos, que coláis el
mosquito, y os tragáis el camello. 25 ¡Ay de vosotros, escribas y
fariseos, hipócritas! porque purificáis lo exterior de la copa y del
plato, mas el interior queda lleno de rapiña y de iniquidad. 26 ¡Fariseo ciego! comienza por limpiar el interior
de la copa y del plato, para que también su exterior se purifique”.
27 “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas! porque sois
semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera tienen bella
apariencia, pero por dentro están llenos de osamentas de muertos y de
toda inmundicia. 28 Lo mismo vosotros, por fuera parecéis justos ante
los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de
iniquidad”.
29 “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque
reedificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de
los justos; 30 y decís: “Si nosotros hubiésemos vivido en el tiempo de
nuestros padres, no habríamos participado con ellos en el asesinato de
los profetas”. 31 Con esto, confesáis que sois
hijos de los que mataron a los profetas. 32 ¡Colmad, pues, vosotros la
medida de vuestros padres!”
33 “¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo podréis escapar a la
condenación de la gehenna? 34 Por eso, he aquí que Yo os envío
profetas, sabios y escribas: a unos mataréis y crucificaréis, a otros
azotaréis en vuestras sinagogas y los perseguiréis de ciudad en ciudad,
35 para que recaiga sobre vosotros toda la sangre inocente derramada
sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo, hasta la sangre de
Zacarías, hijo de Baraquías, a quien matasteis entre el santuario y el
altar. 36 En verdad, os digo, todas estas cosas
recaerán sobre la generación esta”.
QUEJA AMARGA DE JESÚS. 37 “¡Jerusalén! ¡Jerusalén! tú que matas a los
profetas, y apedreas a los que te son enviados, ¡cuántas veces quise
reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos debajo de sus
alas, y vosotros no habéis querido! 38 He aquí que vuestra casa os
queda desierta. 39 Por eso os digo, ya no me volveréis a ver, hasta que
digáis: “¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”.
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MATEO
24
DISCURSO ESCATOLÓGICO DE JESÚS. 1 Saliendo Jesús
del Templo, íbase de allí, y sus discípulos se le acercaron para
hacerle contemplar las construcciones, del Templo. 2 Entonces Él les
respondió y dijo: “¿Veis todo esto? En verdad, os digo, no quedara aquí
piedra sobre piedra que no sea derribada”. 3 Después, habiendo ido a
sentarse en el Monte de los Olivos, se acercaron a Él sus discípulos en
particular, y le dijeron: “Dinos cuándo sucederá esto, y cuál será la
señal de tu advenimiento y de la consumación del siglo”. 4 Jesús les
respondió diciendo: “Cuidaos que nadie os engañe. 5 Porque muchos
vendrán bajo mi nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo”, y a muchos
engañarán. 6 Oiréis también hablar de guerras y
rumores de guerras. ¡Mirad que no os turbéis! Esto, en efecto, debe
suceder, pero no es todavía el fin. 7 Porque se levantará pueblo contra
pueblo, reino contra reino, y habrá en diversos lugares hambres y
pestes y terremotos. 8 Todo esto es el comienzo de los dolores”.
9 “Después os entregarán a la tribulación y os matarán y seréis odiados
de todos los pueblos por causa de mi nombre. 10 Entonces se
escandalizarán muchos, y mutuamente se traicionarán y se odiarán. 11 Surgirán numerosos falsos profetas, que
arrastrarán a muchos al error; 12 y por efecto de los excesos de la
iniquidad, la caridad de los más se enfriará. 13 Mas el que perseverare
hasta el fin, ése será salvo. 14 Y esta Buena Nueva del Reino será
proclamada en el mundo entero, en testimonio a todos los pueblos.
Entonces vendrá el fin. 15 Cuando veáis, pues, la abominación de la
desolación, predicha por el profeta Daniel, instalada en el lugar santo
—el que lee, entiéndalo—, 16 entonces los que
estén en Judea, huyan a las montañas; 17 quien se encuentre en la
terraza, no baje a recoger las cosas de la casa; 18 quien se encuentre
en el campo, no vuelva atrás para tomar su manto. 19 ¡Ay de las que
estén encintas y de las que críen en aquel tiempo! 20 Rogad, pues, para
que vuestra huida no acontezca en invierno ni en día de sábado. 21 Porque habrá, entonces, grande tribulación, cual
no la hubo desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá más.
FALSOS CRISTOS. 22 Y si aquellos días no fueran acortados, nadie se
salvaría; mas por razón de los elegidos serán acortados esos días. 23
Si entonces os dicen: “Ved, el Cristo está aquí o allá”, no lo creáis.
24 Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, y harán cosas
estupendas y prodigios, hasta el punto de desviar, si fuera posible,
aún a los elegidos. 25 ¡Mirad que os lo he predicho! 26
Por tanto, si os dicen,: “Está en el desierto”, no salgáis; “está en
las bodegas”, no lo creáis. 27 Porque, así como el relámpago sale del
Oriente y brilla hasta el Poniente, así será la Parusía del Hijo del
Hombre. 28 Allí donde esté el cuerpo, allí se juntarán las águilas”.
SEGUNDA VENIDA DE CRISTO. 29 “Inmediatamente después de la tribulación
de aquellos días el sol se oscurecerá, y la luna no dará más su fulgor,
los astros caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán
conmovidas. 30 Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del
Hombre, y entonces se lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán
al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo con Poder y
gloria grande. 31 Y enviará sus ángeles con
trompeta de sonido grande, y juntarán a los elegidos de Él de los
cuatro vientos, de una extremidad del cielo hasta la otra”.
APRENDED DE LA HIGUERA. 32 “De la higuera aprended esta semejanza:
cuando ya sus ramas se ponen tiernas, y sus hojas brotan, conocéis que
está cerca el verano. 33 Así también vosotros cuando veáis todo esto,
sabed que está cerca, a las puertas. 34 En verdad, os digo, que no
pasará la generación ésta hasta que todo esto suceda. 35 El cielo y la
tierra pasarán, pero las palabras mías no pasarán ciertamente”.
36 “Mas en cuanto al día aquel y a la hora, nadie sabe, ni los ángeles
del cielo, sino el Padre solo. 37 Y como sucedió en tiempo de Noé, así
será la Parusía del Hijo del Hombre. 38 Porque así como en el tiempo
que precedió al diluvio, comían, bebían, tomaban en matrimonio y daban
en matrimonio, hasta el día en que entró Noé en el arca, 39 y no
conocieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será
también la Parusía del Hijo del Hombre. 40 Entonces, estarán dos en el
campo, el uno será tomado, y el otro dejado; 41
dos estarán moliendo en el molino, la una será tomada y la otra dejada”.
¡VELAD! 42 “Velad, pues, porque no sabéis en qué día vendrá vuestro
Señor. 43 Comprended bien esto, porque si supiera el amo de casa a qué
hora de la noche el ladrón había de venir, velaría ciertamente y no
dejaría horadar su casa. 44 Por eso, también vosotros estad prontos,
porque a la hora que no pensáis, vendrá el Hijo del Hombre. 45 ¿Quién
es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien puso el Señor sobre su
servidumbre para darles el alimento a su tiempo? 46
¡Feliz el servidor aquel, a quien su señor al venir hallare obrando
así! 47 En verdad, os digo, lo pondrá sobre toda su hacienda. 48 Pero
si aquel siervo malo dice en su corazón: “Se me retrasa el señor”, 49 y
se pone a golpear a sus consiervos y a comer y a beber con los
borrachos; 50 volverá el señor de aquel siervo en día que no espera, y
en hora que no sabe, 51 y lo separará y le
asignará su suerte con los hipócritas; allí será el llanto y el
rechinar de dientes”.
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MATEO
25
PARÁBOLA DE LAS DIEZ VÍRGENES. 1 “En aquel entonces
el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes, que tomaron sus
lámparas y salieron al encuentro del esposo. 2 Cinco de entre ellas
eran necias, y cinco prudentes. 3 Las necias, al tomar sus lámparas, no
tomaron aceite consigo, 4 mientras que las prudentes tomaron aceite en
sus frascos, además de sus lámparas. 5 Como el esposo tardaba, todas
sintieron sueño y se durmieran. 6 Mas a medianoche
se oyó un grito: “¡He aquí al esposo! ¡Salid a su encuentro!” 7
Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus
lámparas. 8 Mas las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro
aceite, porque nuestras lámparas se apagan”. 9 Replicaron las prudentes
y dijeron: “No sea que no alcance para nosotras y para vosotras; id más
bien a los vendedores y comprad para vosotras”. 10 Mientras ellas iban
a comprar, llegó el esposo; y las que estaban prontas, entraron con él
a las bodas, y se cerró la puerta. 11 Después
llegaron las otras vírgenes y dijeron: “¡Señor, señor, ábrenos!” 12
Pero él respondió y dijo: “En verdad, os digo, no os conozco”. 13
Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora”.
PARÁBOLAS DE LOS TALENTOS. 14 “Es como un hombre, que al hacer un viaje
a otro país, llamó a sus siervos, y les encomendó sus haberes. 15 A uno
dio cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su
capacidad; luego partió. 16 En seguida, el que
había recibido cinco talentos se fue a negociar con ellos, y ganó otros
cinco. 17 Igualmente el de los dos, ganó otros dos. 18 Mas el que había
recibido uno, se fue a hacer un hoyo en la tierra, y escondió allí el
dinero de su señor. 19 Al cabo de mucho tiempo, volvió el señor de
aquellos siervos, y ajustó cuentas con ellos. 20 Presentándose el que
había recibido cinco talentos, trajo otros cinco, y dijo: “Señor, cinco
talentos me entregaste; mira, otros cinco gane”. 21
Díjole su señor: “¡Bien! siervo bueno y fiel; en lo poco has sido fiel,
te pondré al frente de lo mucho; entra en el gozo de tu señor”. 22 A su
turno, el de los dos talentos, se presentó y dijo: “Señor, dos talentos
me entregaste; mira, otros dos gané”. 23 Díjole su señor: “¡Bien!
siervo bueno y fiel; en lo poco has sido fiel, te pondré al frente de
lo mucho; entra en el gozo de tu señor”. 24 Mas llegándose el que había
recibido un talento, dijo: “Tengo conocido que eres un hombre duro, que
quieres cosechar allí donde no sembraste, y recoger allí donde nada
echaste. 25 Por lo cual, en mi temor, me fuí a esconder tu talento en
tierra. Helo aquí; tienes lo que es tuyo”. 26 Mas
el señor le respondió y dijo: “Siervo malo y perezoso, sabías que yo
cosecho allí donde no sembré y recojo allí donde nada eché. 27 Debías,
pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y a mi regreso yo lo
habría recobrado con sus réditos. 28 Quitadle, por tanto, el talento, y
dádselo al que tiene los diez talentos. 29 Porque a todo aquel que
tiene, se le dará, y tendrá sobreabundancia; pero al que no tiene, aun
lo que tiene le sera quitado. 30 Y a ese siervo inútil, echadlo a las
tinieblas de afuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes”.
EL JUICIO DE LAS NACIONES. 31 “Cuando el Hijo de
Hombre vuelva en su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará
sobre su trono de gloria, 32 y todas las naciones serán congregadas
delante de Él, y separará a los hombres, unos de otros, como el pastor
separa las ovejas de los machos cabríos. 33 Y colocará las ovejas a su
derecha, y los machos cabríos a su izquierda. 34 Entonces el rey dirá a
los de su derecha: “Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del
reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35 Porque
tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber;
era forastero y me acogisteis; 36 estaba desnudo,
y me vestisteis; estaba enfermo, y me visitasteis; estaba preso, y
vinisteis a verme”. 37 Entonces los justos le responderán, diciendo:
“Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer, o sediento, y
te dimos de beber? 38 ¿Cuándo te vimos forasteros, y te acogimos; o
desnudo, y te vestimos? 39 ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y
fuimos a verte?” 40 Y respondiendo el rey les dirá: “En verdad, os
digo: en cuanto lo hicisteis a uno solo, el más pequeño de estos mis
hermanos, a Mí lo hicisteis”. 41 Entonces dirá
también a los de su izquierda: “Alejaos de Mí, malditos, al fuego
eterno; preparado para el diablo y sus ángeles. 42 Porque tuve hambre,
y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 43 era
forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo y no me vestisteis;
enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”. 44 Entonces responderán
ellos también: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento,
forastero, desnudo, enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?” 45 Y Él
les responderá: “En verdad, os digo: en cuanto habéis dejado de hacerlo
a uno de éstos, los más pequeños, tampoco a Mí lo hicisteis”. 46 Y éstos irán al suplicio eterno, mas los justos a
la eterna vida”.
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V.
PASIÓN Y MUERTE DE JESÚS (Cap. 26 - Cap. 27)
MATEO
26
MARÍA DE BETANIA UNGE A JESÚS. 1 Cuando Jesús hubo
acabado todos estos discursos, dijo a sus discípulos: 2 “La Pascua,
como sabéis, será dentro de dos días, y el Hijo del hombre va a ser
entregado para que lo crucifiquen”. 3 Entonces los jefes de los
sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron en el palacio del
pontífice que se llamaba Caifás; 4 y deliberaron prender a Jesús con
engaño, y darle muerte. 5 Pero, decían: “No durante la fiesta, para que
no haya tumulto en el pueblo”. 6 Ahora bien,
hallándose Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, 7 una mujer
se acercó a Él, trayendo un vaso de alabastro, con ungüento de mucho
precio, y lo derramó sobre la cabeza de Jesús, que estaba a la mesa. 8
Los discípulos, viendo esto, se enojaron y dijeron: “¿Para qué este
desperdicio? 9 Se podía vender por mucho dinero, y darlo a los pobres”.
10 Mas Jesús, notándolo, les dijo: “¿Por qué molestáis a esta mujer? Ha
hecho una buena obra conmigo. 11 Porque a los
pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a Mí no me tenéis siempre.
12 Al derramar este ungüento sobre mi cuerpo, lo hizo para mi
sepultura. 13 En verdad, os digo, en el mundo entero, dondequiera que
fuere predicado este Evangelio, se contará también, en su memoria, lo
que acaba de hacer”.
JUDAS VENDE AL MAESTRO. 14 Entonces uno de los Doce, el llamado Judas
Iscariote, fue a los sumos sacerdotes, 15 y dijo: “¿Qué me dais, y yo
os lo entregaré?” Ellos le asignaron treinta monedas de plata. 16 Y desde ese momento buscaba una ocasión para
entregarlo.
LA ÚLTIMA CENA. 17 El primer día de los Ázimos, los discípulos se
acercaron a Jesús, y le preguntaron: “¿Dónde quieres que te preparemos
la cena de Pascua?” 18 Les respondió: a la ciudad, a cierto hombre, y
decidle: “El Maestro te dice: Mi tiempo está cerca, en tu casa quiero
celebrar la Pascua con mis discípulos”. 19 Los discípulos hicieron lo
que Jesús les había mandado, y prepararon la Pascua. 20 Y llegada la
tarde, se puso a la mesa con los Doce. 21 Mientras
comían les dijo: “En verdad, os digo, uno de vosotros me entregará”. 22
Y entristecidos en gran manera, comenzaron cada uno a preguntarle:
“¿Seré yo, Señor?” 23 Mas Él respondió y dijo: “El que conmigo pone la
mano en el plato, ése me entregará. 24 El Hijo del hombre se va, como
esta escrito de Él, pero ¡ay de aquel hombre, por quien el Hijo del
hombre es entregado! Más le valdría a ese hombre no haber nacido”. 25
Entonces Judas, el que le entregaba, tomó la palabra y dijo: “¿Seré yo,
Rabí?” Le respondió: “Tú lo has dicho”.
26 Mientras comían, pues, ellos, tomando Jesús pan, y habiendo
bendecido partió y dio a los discípulos diciendo: “Tomad, comed, éste
es el cuerpo mío”. 27 Y tomando un cáliz, y habiendo dado gracias, dio
a ellos, diciendo: “Bebed de él todos, 28 porque ésta es la sangre mía
de la Alianza, la cual por muchos se derrama para remisión de pecados.
29 Os digo: desde ahora no beberé de este fruto de la vid hasta el día
aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el reino de mi Padre”.
JESÚS PREDICE A PEDRO SU NEGACIÓN. 30 Y entonado el himno, salieron
hacia el Monte de los Olivos. 31 Entonces les dijo
Jesús: “Todos vosotros os vais a escandalizar de Mí esta noche, porque
está escrito: ‘Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del
rebaño’. 32 Mas después que Yo haya resucitado, os precederé en
Galilea”. 33 Respondióle Pedro y dijo: “Aunque todos se escandalizaren
de Ti, yo no me escandalizaré jamás”. 34 Jesús le respondió: “En
verdad, te digo que esta noche, antes que el gallo cante, tres veces me
negarás”. 35 Replicóle Pedro: “¡Aunque deba contigo morir, de ninguna
manera te negaré!” Y lo mismo dijeron también todos los discípulos.
AGONÍA DE JESÚS. 36 Entonces, Jesús llegó con
ellos al huerto llamado Getsemaní, y dijo a los discípulos: “Sentaos
aquí, mientras voy allí y hago oración”. 37 y tomando consigo a Pedro y
a los dos hijos dé Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse. 38
Después les dijo: “Mi alma está triste, mortalmente; quedaos aquí y
velad conmigo”. 39 Y adelantándose un poco, se postró con el rostro en
tierra, orando y diciendo: “Padre mío, si es posible, pase este cáliz
lejos de Mí; mas no como Yo quiero, sino como Tú”. 40 Y yendo hacia los
discípulos, los encontró durmiendo. Entonces dijo a Pedro: “¿No habéis
podido, pues, una hora velar conmigo? 41 Velad y
orad, para que no entréis en tentación. El espíritu, dispuesto (está), mas la carne, es débil”. 42
Se fue de nuevo, y por segunda vez, oró así: “Padre mío, si no puede
esto pasar sin que Yo lo beba, hágase la voluntad tuya”. 43 Y vino otra
vez y los encontró durmiendo; sus ojos estaban, en efecto, cargados. 44
Los dejó, y yéndose de nuevo, oró una tercera vez, diciendo las mismas
palabras. 45 Entonces, vino hacia los discípulos y les dijo: “¿Dormís
ahora y descansáis?” He aquí que llegó la hora y el Hijo del Hombre es
entregado en manos de pecadores. 46 ¡Levantaos!
¡Vamos! Mirad que ha llegado el que me entrega”.
LA DIVINA VÍCTIMA ES PRESA Y LLEVADA ANTE EL SANHEDRÍN. 47 Aun estaba
hablando y he aquí que Judas, uno de los Doce, llegó acompañado de un
tropel numeroso con espadas y palos, enviado por los sumos sacerdotes y
los ancianos del pueblo. 48 El traidor les había dado esta señal:
“Aquel a quien yo daré un beso, ése es; sujetadle”. 49 En seguida se
aproximó a Jesús y le dijo: “¡Salud, Rabí!”, y lo besó. 50 Jesús le
dijo: “Amigo, ¡a lo que vienes!”. Entonces, se adelantaron, echaron
mano de Jesús, y lo prendieron. 51 Y he aquí que
uno de los que estaban con Jesús llevó la mano a su espada, la
desenvainó y dando un golpe al siervo del sumo sacerdote, le cortó la
oreja. 52 Díjole, entonces, Jesús: “Vuelve tu espada a su lugar, porque
todos los que empuñan la espada, perecerán a espada. 53 ¿O piensas que
no puedo rogar a mi Padre, y me dará al punto más de doce legiones de
ángeles? 54 ¿Mas, cómo entonces se cumplirían las Escrituras de que así
debe suceder?”. 55 Al punto dijo Jesús a la turba: “Como contra un
ladrón habéis salido, armados de espadas y palos, para prenderme. Cada
día me sentaba en el Templo para enseñar, ¡y no me prendisteis! 56 Pero todo esto ha sucedido para que se cumpla lo
que escribieron los profetas”. Entonces los discípulos todos,
abandonándole a Él, huyeron.
57 Los que habían prendido a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el
sumo sacerdote, donde los escribas y los ancianos estaban reunidos. 58
Pedro lo había seguido de lejos hasta el palacio del sumo sacerdote, y
habiendo entrado allí, se hallaba sentado con los satélites para ver
cómo terminaba eso. 59 Los sumos sacerdotes, y todo el Sanhedrín,
buscaban un falso testimonio contra Jesús para hacerlo morir; 60 y no
lo encontraban, aunque se presentaban muchos testigos falsos.
Finalmente se presentaron dos, 61 que dijeron: “Él
ha dicho: “Yo puedo demoler el templo de Dios, y en el espacio de tres
días reedificarlo”. 62 Entonces, el sumo sacerdote se levantó y le
dijo: “¿Nada respondes? ¿Qué es eso que éstos atestiguan contra Ti?”
Pero Jesús callaba. 63 Díjole, pues, el sumo sacerdote: “Yo te conjuro
por el Dios vivo a que nos digas si Tú eres el Cristo, el Hijo de
Dios”. 64 Jesús le respondió: “Tú lo has dicho. Y Yo os digo: desde
este momento veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y
viniendo sobre las nubes del cielo”. 65 Entonces, el sumo sacerdote
rasgó sus vestiduras, y dijo: “¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos
ya de testigos? Ahora mismo, vosotros habéis oído la blasfemia. 66 ¿Qué os parece?” Contestaron diciendo: “Merece la
muerte”. 67 Entonces lo escupieron en la cara, y lo golpearon, y otros
lo abofetearon, 68 diciendo: “Adivínanos, Cristo, ¿quién es el que te
pegó?”
NEGACIÓN DE PEDRO. 69 Pedro, entretanto, estaba sentado fuera, en el
patio; y una criada se aproximó a él y le dijo: “Tú también estabas con
Jesús, el Galileo”. 70 Pero él lo negó delante de todos, diciendo: “No
sé qué dices”. 71 Cuando salía hacia la puerta,
otra lo vio y dijo a los que estaban allí: “Éste andaba con Jesús el
Nazareno”. 72 Y de nuevo lo negó, con juramento, diciendo: “Yo no
conozco a ese hombre”. 73 Un poco después, acercándose los que estaban
allí de pie, dijeron a Pedro: ¡Ciertamente, tú también eres de ellos,
pues tu habla te denuncia!” 74 Entonces se puso a echar imprecaciones y
a jurar: “Yo no conozco a ese hombre”. Y en seguida cantó un gallo, 75
y Pedro se acordó de la palabra de Jesús: “Antes que el gallo cante, me
negarás tres veces”. Y saliendo afuera, lloró amargamente.
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MATEO
27
FIN DEL TRAIDOR. 1 Llegada la madrugada, todos los
jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo tuvieron una
deliberación contra Jesús para hacerlo morir. 2 Y habiéndolo atado, lo
llevaron y entregaron a Pilato, el gobernador.
3 Entonces viendo Judas, el que lo entregó, que había sido condenado,
fue acosado por el remordimiento, y devolvió las treinta monedas de
plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos, 4 diciendo: “Pequé,
entregando sangre inocente”. Pero ellos dijeron: “A nosotros ¿qué nos
importa? tú verás”. 5 Entonces, él arrojó las monedas en el Templo, se
retiró y fue a ahorcarse. 6 Mas los sumos
sacerdotes, habiendo recogido las monedas, dijeron: “No nos es lícito
echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre”. 7 Y
después de deliberar, compraron con ellas el campo del Alfarero para
sepultura de los extranjeros. 8 Por lo cual ese campo fue llamado Campo
de Sangre, hasta el día de hoy. 9 Entonces, se cumplió lo que había
dicho el profeta Jeremías: “Y tomaron las treinta monedas de plata, el
precio del que fue tasado, al que pusieron precio los hijos de Israel,
10 y las dieron por el Campo del Alfarero, según me ordenó el Señor”.
JESÚS ANTE PILATO. 11 Entretanto, Jesús compareció
delante del gobernador, y el gobernador le hizo esta pregunta: “¿Eres
Tu el rey de los judíos?” Jesús le respondió: “Tú lo dices”. 12 Y
mientras los sumos sacerdotes y los ancianos lo acusaban, nada
respondió. 13 Entonces, Pilato le dijo: “¿No oyes todo esto que ellos
alegan contra Ti?” 14 Pero Él no respondió ni una palabra sobre nada,
de suerte que el gobernador estaba muy sorprendido.
POSPUESTO A UN LADRÓN. 15 Ahora bien, con ocasión de la fiesta, el
gobernador acostumbraba conceder al pueblo la libertad de un preso, el
que ellos quisieran. 16 Tenían a la sazón, un
preso famoso, llamado Barrabás. 17 Estando, pues, reunido el pueblo,
Pilato les dijo: “¿A cuál queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús,
el que se dice Cristo?”, 18 porque sabía que lo habían entregado por
envidia. 19 Mas mientras él estaba sentado en el tribunal, su mujer le
mandó decir: “No tengas nada que ver con ese justo, porque yo he
sufrido mucho hoy, en sueños, por Él”. 20 Pero los sumos sacerdotes y
los ancianos persuadieron a la turba que pidiese a Barrabás, y exigiese
la muerte de Jesús. 21 Respondiendo el gobernador
les dijo: “¿A cuál de los dos queréis que os suelte?” Ellos dijeron: “A
Barrabás”. 22 Díjoles Pilato: “¿Qué haré entonces con Jesús, el que se
dice Cristo?” Todos respondieron: “¡Sea crucificado!” 23 Y cuando él
preguntó: “Pues ¿qué mal ha hecho?”, gritaron todavía más fuerte,
diciendo: “¡Sea crucificado!” 24 Viendo Pilato, que nada adelantaba,
sino que al contrario crecía el clamor, tomó agua y se lavó las manos
delante del pueblo diciendo: “Yo soy inocente de la sangre de este
justo. Vosotros veréis”. 25 Y respondió todo el pueblo diciendo: “¡La
sangre de Él, sobre nosotros y sobre nuestros hijos!” 26
Entonces, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho
azotar, lo entregó para que fuese crucificado.
CORONACIÓN DE ESPINAS. 27 Entonces, los soldados del gobernador
llevaron a Jesús al pretorio, y reunieron alrededor de Él toda la
guardia. 28 Lo despojaron de los vestidos y lo revistieron con un manto
de púrpura. 29 Trenzaron también una corona de espinas y se la pusieron
sobre la cabeza, y una caña en su derecha; y doblando la rodilla
delante de Él, lo escarnecían, diciendo: “¡Salve, rey de los judíos!”;
30 y escupiendo sobre Él, tomaban la caña y lo golpeaban en la cabeza. 31 Después de haberse burlado de Él, le quitaron el
manto, le pusieron sus vestidos, y se lo llevaron para crucificarlo.
CRUCIFIXIÓN. 32 Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, de nombre
Simón; a éste lo requisaron para que llevara la cruz de Él. 33 Y
llegados a un lugar llamado Gólgota, esto es, “del Cráneo”, 34 le
dieron a beber vino mezclado con hiel; y gustándolo, no quiso beberlo.
35 Los que lo crucificaron se repartieron sus vestidos, echando
suertes. 36 Y se sentaron allí para custodiarlo.
37 Sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condenación:
“Este es Jesús el rey de los judíos”. 38 Al mismo tiempo crucificaron
con Él a dos ladrones, uno a la derecha, otro a la izquierda. 39 Y los
transeúntes lo insultaban meneando la cabeza y diciendo: 40 “Tú que
derribas el Templo, y en tres días lo reedificas, ¡sálvate a Ti mismo!
Si eres el Hijo de Dios, ¡bájate de la cruz!” 41
De igual modo los sacerdotes se burlaban de Él junto con los escribas y
los ancianos, diciendo: 42 “A otros salvó, a sí mismo no puede
salvarse. Rey de Israel es: baje ahora de la cruz, y creeremos en Él.
43 Puso su confianza en Dios, que Él lo salve ahora, si lo ama, pues ha
dicho: “De Dios soy Hijo”. 44 También los ladrones, crucificados con
Él, le decían las mismas injurias.
MUERTE DE JESÚS. 45 Desde la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la
tierra hasta la hora nona. 46 Y alrededor de la
hora nona, Jesús clamó a gran voz, diciendo: “¡Elí, Elí, ¿lama
sabactani?”, esto es: “¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has
abandonado?”. 47 Al oír esto, algunos de los que estaban allí dijeron:
“A Elías llama éste”. 48 Y en seguida uno de ellos corrió a tomar una
esponja, que empapó en vinagre, y atándola a una caña, le presentó de
beber. 49 Los otros decían: “Déjanos ver si es que viene Elías a
salvarlo”. 50 Mas Jesús, clamando de nuevo, con gran voz, exhaló el
espíritu.
PRODIGIOS. 51 Y he ahí que el velo del templo se
rasgó en dos, de arriba abajo; tembló la tierra, se agrietaron las
rocas, 52 se abrieron los sepulcros y los cuerpos de muchos santos
difuntos resucitaron. 53 Y, saliendo del sepulcro después de la
resurrección de Él, entraron en la Ciudad Santa, y se aparecieron a
muchos. 54 Entretanto, el centurión y sus compañeros que guardaban a
Jesús, viendo el terremoto y lo que había acontecido, se llenaron de
espanto y dijeron: “Verdaderamente, Hijo de Dios era este”. 55 Había
también allí muchas mujeres que miraban de lejos; las cuales habían
seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole. 56
Entre ellas se hallaban María la Magdalena, María la madre de Santiago
y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
LA SEPULTURA. 57 Llegada la tarde, vino un hombre rico de Arimatea,
llamado José, el cual también era discípulo de Jesús. 58 Se presentó
delante de Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que
se le entregase. 59 José tomó, pues, el cuerpo, lo envolvió en una
sábana limpia, 60 y lo puso en el sepulcro suyo, nuevo, que había hecho
tallar en la roca. Después rodó una gran piedra sobre la entrada del
sepulcro, y se fue. 61 Estaban allí María la
Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro.
CUSTODIA DEL SEPULCRO. 62 Al otro día, el siguiente de la Preparación,
los sumos sacerdotes y los fariseos se reunieron y fueron a Pilato, 63
a decirle: “Señor, recordamos que aquel impostor dijo cuando vivía: “A
los tres días resucitaré”. 64 Manda, pues, que el sepulcro sea guardado
hasta el tercer día, no sea que sus discípulos vengan a robarlo y digan
al pueblo: “Ha resucitado de entre los muertos”, y la última impostura
sea peor que la primera”. 65 Pilato les dijo: “Tenéis guardia. Id,
guardadlo corno sabéis”. 66 Ellos, pues, se fueron
y aseguraron el sepulcro con la guardia, después de haber sellado la
piedra.
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VI.
LA RESURRECCIÓN (Cap. 28)
MATEO
28
RESURRECCIÓN DE JESÚS. 1 Después del sábado, cuando
comenzaba ya el primer día de la semana, María la Magdalena y la otra
María fueron a visitar el sepulcro. 2 Y he ahí que hubo un gran
terremoto, porque un ángel del Señor bajó del cielo, y llegándose rodó
la piedra, y se sentó encima de ella. 3 Su rostro brillaba como el
relámpago, y su vestido era blanco como la nieve. 4 Y de miedo a él,
temblaron los guardias y quedaron como muertos. 5 Habló el ángel y dijo
a las mujeres: “No temáis, vosotras; porque sé que buscáis a Jesús, el
crucificado. 6 No está aquí; porque resucitó, como
lo había dicho. Venid y ved el lugar donde estaba. 7 ¡Luego, id pronto
y decid a sus discípulos que resucitó de los muertos, y he aquí que os
precederá en Galilea; allí lo veréis. Ya os lo he dicho”. 8 Ellas,
yéndose a prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, corrieron a llevar
la nueva a los discípulos de Él. 9 Y de repente Jesús les salió al
encuentro y les dijo: “¡Salud!” Y ellas, acercándose, se asieron de sus
pies y lo adoraron. 10 Entonces Jesús les dijo: “No temáis. Id, avisad
a los hermanos míos que vayan a Galilea; allí me verán”.
SOBORNO DE LOS SOLDADOS. 11 Mientras ellas iban,
algunos de la guardia fueron a la ciudad a contar a los sumos
sacerdotes todo lo que había pasado. 12 Éstos, reunidos con los
ancianos, deliberaron y resolvieron dar mucho dinero a los soldados, 13
diciéndoles: “Habéis de decir: Sus discípulos vinieron de noche, y lo
robaron mientras nosotros dormíamos. 14 Y si el gobernador llega a
saberlo, nosotros lo persuadiremos y os libraremos de cuidado”. 15
Ellos, tomando el dinero, hicieron como les habían enseñado. Y se
difundió este dicho entre los judíos, hasta el día de hoy.
APARICIÓN DE JESÚS EN GALILEA. 16 Los once
discípulos fueron, pues, a Galilea, al monte donde les había ordenado
Jesús. 17 Y al verlo lo adoraron; algunos, sin embargo, dudaron. 18 Y
llegándose Jesús les habló, diciendo: “Todo poder me ha sido dado en el
cielo y sobre la tierra. 19 Id, pues, y haced discípulos a todos los
pueblos bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo; 20 enseñándoles a conservar todo cuanto os he mandado. Y mirad
que Yo con vosotros estoy todos los días, hasta la consumación del
siglo”.
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--- o O o ---
(*) La Sagrada Biblia.
Texto del Antiguo y Nuevo Testamento.
Versión directa de los textos primitivos y de la
traducción de la Vulgata Latina al Español.
Por Monseñor Juan
Straubinger, Dr. Honoris Causa de la Universidad de Münster
(Alemania), profesor de la Sagrada Escritura en el Seminario Mayor San
José de la Archidiócesis de La Plata (Argentina).
En este documento en formato HTML: División en secciones
según Straubinger.
Títulos
de sección según Straubinger. Títulos de
párrafo (en mayúsculas) según Straubinger.
Separación de párrafos según Straubinger.
Última revisión de este documento: 29 de Junio de 2022