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Opus Dei: Integrismo a la española

Revista "Qué Leer"

Diciembre 2002

por Begoña Piña



Cuatro libros vuelven a poner en el punto de mira periodístico al Opus Dei: "Ser mujer en el Opus Dei" (editorial Foca) de Isabel de Armas, "Las sotanas del PP" (Editorial Temas de Hoy) de Mariano Sánchez Soler, "Los legionarios de Cristo" (Editorial Esfera Libros) de José Martínez de Velasco y la reedición revisada de "El santo fundador del Opus Dei" (Editorial Crítica) de Jesús Ynfante indagan en este movimiento que desde sus orígenes ha oscilado entre la gloria celestial y la más mundana gloria del dinero.

El iluminado papa Clemente, el jefe excomulgado del Palmar de Troya, se anticipó veinticuatro años a Juan Pablo II en la canonización de Josemaría Escrivá de Balaguer. En 1978, el fundador del Opus Dei fue declarado santo por esta peculiar iglesia, que años antes ya había otorgado dicha categoría a Adolf Hitler, Benito Mussolini, el general Franco, Carrero Blanco y José Antonio Primo de Rivera. De todos ellos, se han escrito miles, millones de líneas. Pero solo uno, Escrivá de Balaguer -cuyo verdadero nombre era Jose María Escriba), ha sido dos veces santo. Sin embargo, no ha sido, precisamente, esta circunstancia la que ha propiciado las decenas de publicaciones referidas a este personaje y a la organización que creó. Los adeptos y él mismo han firmado numerosas obras difundiendo la ideología de la secta. Los oponentes han hecho lo mismo para alertar al mundo del peligro que aquellos encierran. Con el más reciente proceso de canonización, el celebrado el 6 de octubre de este año, los libros sobre Escrivá y sobre el Opus Dei se han multiplicado.

Además del famoso librito Camino, donde Escrivá reunió las máximas de su organización, y otras igualmente menores firmadas por él mismo, ha habido unas cuantas biografías autorizadas, tan autorizadas que muchos aseguran que fueron escritas al dictado del protagonista. Entre las más recientes se encuentra "El hombre de Villa Tevere" (Plaza & Janés) de la periodista Pilar Urbano. Frente a ellas, han ido apareciendo en los últimos años otras historias no autorizadas. Destaca la firmada por Jesús Ynfante, que hace poco ha visto la segunda edición. Este libro se coloca en el grupo de publicaciones críticas con el Opus Dei, entre las que hay ya algunos clásicos, como las de las ex numerarias María Angustias Moreno ("La otra cara del Opus Dei") y María del Carmen Tapia ("Tras el umbral"), o la obra de Michael Walsh, "El mundo secreto del Opus Dei". Ahora, otra ex numeraria del Opus Dei, la periodista Isabel de Armas, acaba de publicar "Ser mujer en el Opus Dei", obra en la que, a través de decenas de cartas, explica la humillación, el desprecio, los padecimientos, las injusticias, las torturas... a que están sometidas las mujeres dentro de esta organización.


Escrivá, el malvado

Desde luego, si Escrivá de Balaguer fuera un personaje de ficción, sería uno de los más temibles malvados de la historia de la literatura. Desgraciadamente, él y sus seguidores son una realidad y lo hacen notar con mucho poder. Con el fundador del Opus Dei ha ocurrido, salvando las distancias, lo que con Rodrigo Díaz de Vivar, que alcanzó el estatus de gran héroe, aunque en su vida real fue un mercenario cruel y sin demasiados escrúpulos. La trayectoria de Escrivá de Balaguer es parecida: de jefe de secta poderosísima que practica la esclavitud a santo. ¿Santo del secretismo y del dinero, santo del lavado de cerebros o santos "padre", verdadero vehículo de Dios? De dos versiones, siempre es más fácil quedarse con la oficial; sin embargo, la historia demuestra que suele ser la otra la auténtica. Con Escrivá de Balaguer y su Obra de Dios ocurre lo mismo. ¿Qué necesidad hay de contradecir al mismísimo papa del Vaticano? Seguramente, la que imponen la conciencia y la razón. ¿Por qué habría que negar la autenticidad a los testimonios de personas que cuentan sus padecimientos en primera persona y que sufren represalias por hacerlo?

El libro que escribió María del Carmen Tapia fue retirado de las librerías, pues los dueños de algunas de ellas recibieron amenazas. La obra incluso se dejó de imprimir justamente después de que los editores recibieran un mensaje clarísimo: o ese texto o ninguno más, porque los autores de la firma se irían a publicar a otra. La edición en castellano del libro de la antigua superiora de la rama femenina del Opus Dei se hizo desaparecer, por lo que solo puede encontrarse en inglés.

Un caso parecido ocurrió con la revista VISAO, que publicó en portada un artículo muy crítico sobre el Opus Dei. Hubo innumerables cartas denunciando ese texto y, muy poco después, un sospechoso incendio en las oficinas de la publicación, que nunca más volvió a tocar en sus páginas el tema. Censuras, amenazas, métodos propios de la mafia que ha llevado a cabo el Opus Dei desde su fundación y que, de nuevo, salen ahora a la luz con el testimonio de Isabel de Armas en "Ser mujer en el Opus Dei", un libro donde la autora describe, paso a paso, el proceso personal que vivió, desde su captación y entrada en uno de los centros de la Obra, hasta su salida veinte años después. Lo más escalofriante es la constatación de la existencia de esclavos dentro de la organización. Para Escrivá de Balaguer, los disminuidos físicos, psíquicos y las mujeres eran de segunda categoría y como tal había que tratarlos. Y como tal se les trata aún hoy en los centros de esta secta. Todo el mundo sabe ya que el Opus Dei cuenta con 85.000 asociados en todo el planeta, tiene entre sus miembros a algunos, muy pocos, sacerdotes, y el resto son: numerarios, personas que viven en los centros de la Obra y practican el celibato; supernumerarios, miembros casados que viven fuera de sus centros, y agregados, como los numerarios pero que también viven en sus casas.

A estas castas hay que añadir las esclavas, mujeres de procedencia muy humilde, con escasos o ningún estudio y a las que el Opus dei engaña con una residencia para toda su vida. A cambio del espejismo de la estabilidad, estas mujeres solo reciben maltratos y una existencia servil, de trabajo durísimo, limpiando y cocinando. Por supuesto, no cobran ni un euro por su labor ni mucho menos cotizan a la Seguridad Social. Así, cuando alguna ha querido alejarse de la secta, se ha encontrado con un camino dificilísimo. Isabel de Armas menciona en su libro algunos casos de este tipo, incluso uno de una mujer que se armó de valor, salió de la Obra, la demandó y consiguió por la via legal una cantidad miserable de dinero con la que, sin embargo, pudo salir adelante.

Pero no hay que ser esclava para ganarse la humillación dentro del Opus. Con ser mujer es suficiente. La periodista relata en su libro momentos escalofriantes de su estancia en la Obra, en que llegó a dormir sobre el mueble de planchar. Aquello ocurrió en una casa donde las órdenes de Escrivá desde su palacio de Roma obligaban, por ejemplo, a fregar de rodillas con la prohibición de usar la fregona.


Censuras y flagelos

La distinción entre hombres y mujeres dentro del Opus es realmente brutal, aunque desaparece completamente para ciertas cuestiones. Todos los numerarios, sean del sexo que sean, entregan su sueldo íntegro a la organización, así como todos los regalos que reciben. Los supernumerarios por su parte, contribuyen con aportaciones millonarias a los propósitos de la secta. Y, no hay excepción, cuando los miembros llegan a "cierto nivel", firman un documento haciendo al Opus Dei heredero de todos sus bienes. Además, los numerarios deben confesarse una vez a la semana; delatar a sus compañeros por comentarios e incluso por posturas físicas inapropiadas, e infligirse castigos físicos con cilicios y otros instrumentos semejantes. Ninguno de ellos, al margen de su sexo, deben pensar, y todos, de nuevo sin excepción, han de obedecer. Está prohibida la charla entre iguales (numerarios) para evitar que se creen estados de opinión. La dirección de cada centro viola sistemáticamente la correspondencia de los miembros y censura rigurosamente sus lecturas. En ocasiones, se les prohíbe tener fotografías de sus familiares. La lista de barbaridades es interminable y lo sería mucho más si, como todos los ex miembros del Opus Dei y la propia Isabel de Armas aseguran, se hicieran públicos los documentos que la Obra oculta en dobles paredes y suelos de las casas que tiene por el mundo. Pruebas que, según las órdenes de Roma, deben ser quemadas en caso de alarma. Son papeles que esconden las implicaciones de la organización con empresas millonarias, bancos muy influyentes, gobiernos de distintos países e incluso con el Vaticano, por no mencionar el FBI (su director es miembro de la Obra) o de la CIA (donde hay varios colaboradores).

Los testimonios de muchas personas que formaron parte del Opus permiten deducir la relación de éste con las dictaduras de los países latinoamericanos, además del conocido vínculo del propio Escrivá de Balaguer con el gobierno de Franco. Los libros y artículos más recientes establecen también lazos entre el Opus Dei y el Gobierno de Aznar. Mariano Sánchez Soler hace, en "Las sotanas del PP" una minuciosa enumeración de miembros y simpatizantes del Opus en el gobierno español: "Los Aznar no son socios de la Obra, pero viven envueltos por el Opus y sus gentes. Sus hijos estudiaron durante años en colegios del Opus", dice. Otros autores aseguran, sin embargo, que Ana Botella pertenece a la organización. Sánchez Soler continúa: "El abuelo de Aznar fue amigo personal de Escrivá de Balaguer. En su círculo de amistades, los Aznar cuentan con miembros de la Obra y, entre otras conexiones familiares, ana Botella es sobrina del ginecólogo ultraconservador José Botella Llusía, miembro supernumerario del Opus. También el yerno de la familia, Alejandro Agag, estudió en el colegio Retamar, buque insignia del Opus Dei en Madrid". La lista incluye a Federico Trillo, Isabel Tocino, Loyola de Palacio, José Manuel Romay Beccaria, Juan José Lucas, José María Michavilla, Ana Mato, Miguel Angel Cortés, Alberto de la Hera (director general de Asuntos Religiosos), Jesús Pedroche (presidente de la Asamblea de Madrid), Vicente Martínez Pujalte (portavoz de la comisión parlamentaria de investigación en el caso Gescartera), Andrés Ollero (portavoz de la Comisión de Justicia), Fernando Diez Moreno (secretario de Estado de Defensa), Jesús Cardenal (fiscal general del Estado), José Luis Requeno (vocal del Consejo General del Poder Judicial), siete miembros supernumerarios en el Tribunal Constitucional. Ymuchísimos más. Otros investigadores del tema añaden más nombres, además de los que públicamente acudieron al acto de canonización de Escrivá de Balaguer: la ministra Ana Palacio, el presidente del Gobierno de Navarra Miguel Sanz... Pero las redes del Opus son interminables. Personajes públicos como Federico Mayor Zaragoza o el mencionado director del FBI aparecen como miembros o simpatizantes de la organización en varias publicaciones.

El Parlamento belga incluyó en una lista de sectas muy peligrosas a la organización, aunque, posteriormente, la eliminó. No ha habido muchos más intentos, a pesar de denuncias y testimonios. Según estos, todo indica que la Obra incurre en varios delitos, algunos contra los derecho humanos. "Una numeraria de la llamada época fundacional y que abandonó la Obra después de muchos años de militancia -escribe Isabel de Armas- define a Escrivá como un psicópata con delirios de grandeza". Enfermo o no, hay que reconocer que fue maestro de la estrategia; las inclinaciones morales del personaje iban directamente en contra de la santidad y, sin embargo, llegó a ella dos veces y con varias cabezas de ventaja.

Begoña Piña
Revista "Qué Leer"
Diciembre 2002




Documento publicado en este dominio el Julio 2019


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